sábado, 28 de febrero de 2015

TAI-CHI CON SENCILLEZ.

TAI-CHI CON SENCILLEZ

Felix Bargados.


“Cuando no se entiende un problema se hace un esquema”

Se hace un esquema, con todo lo que hacer un esquema conlleva.
Por esquema, me refiero a las técnicas y las formas.
Las técnicas y las formas, son esquemas de movimiento para dirigir a quien no pueda entender a primera vista la armonía Universal que propone el Tai-chi.
En tal sentido, el Tai-chi-chuan con todo su sinfín de esquemas expresados en posturas, formas y métodos resulta ser como los bikinis, enseña mucho, pero esconde lo esencial.
Y…hay que ser consciente de eso, de lo esencial que esconde.
Afirmamos esto porque, las formas, las coreografías, en definitiva, el esquema que lo explica todo, es el esquema que no explica nada. Y por eso hay que reconocer que, las grandes experiencias, para muchos, están aún por llegar.

Y es que, el Tai-chi está clamando por un nivel de comprensión más profundo.
Que le voy a ilustrar con meridiana claridad, si tiene la santa paciencia que el asunto merece.
En base a lo dicho, todo buscador de la verdad, ha de ser consciente de que el esquema que se enseña en las formas, sólo es el conocimiento, en el sentido   de acumulación de datos. Superficial acumulación de datos.
En cambio, la verdadera sabiduría es un descubrimiento que hay que alcanzar, porque la sabiduría es comprensión. La comprensión del misterio que encierra el esquema de una forma coreográfica. Y este, el misterio que subyace, no es como una flor que se pueda arrancar, es como una montaña que hay que escalar. A saber que, los labios de la sabiduría están cerrados, excepto para los oídos del entendimiento. Y por eso, el que no entienda se queda enredado para siempre en formas incomprensibles para él.
En cierta ocasión, un chico pregunta a su esposa:
-Cariño, no llego a comprender porque me tratas como a un cretino.
-Vida, para que tu me puedas comprender

Chascarrillos al margen, hay que tener cuidado de no quedar enredados en el esquema de conocimiento superficial, el verdadero acto sabio de descubrimiento no consiste en salir de nuestra casa e ir a casas ajenas, sino más bien en ser capaz de ver nuestra propia casa con ojos más sabios. Con ojos que nos permitan descubrir la luz que siempre ha estado aquí, bajo el esquema de una forma, en la oscuridad del desconocimiento.
De modo que, piénselo bien, lo que necesitamos no es sólo luz para conquistar la oscuridad del esquema, sino luz para conquistar también la luz de la sabiduría.

Esa segunda luz se denomina verdad, o el sentido profundo de lo que hacemos. Y la primera a la que me refiero se denomina certeza. Pero debo advertirle que existen en cada uno de nosotros varios tipos de certezas:
Por un lado existen las certezas conocidas, que son las cosas que sabemos que sabemos.
Existen incertidumbres conocidas, que son las que sabemos que no sabemos.
También existen las incertidumbres desconocidas, que son las cosas que no sabemos, las que desconocemos.
Pero parece fuera de toda discusión que lo que nos impide el avance en el arte marcial son las certezas desconocidas, que son
¡las cosas que creemos saber pero no sabemos!

O sea que, creemos que por saber unos movimientos, ya sabemos lo que hay que saber. Por eso solemos caer en el error de pensar que la superficie del asunto, ya es la profundidad. Y al final se termina por venerar la superficialidad como si fuese la profundidad.
A partir de esta constatación y al rescate de esas certezas desconocidas sobre lo que deben ser las formas del Tai-chi, de las que pretendo hablar con claridad meridiana, le voy a facilitar buena luz para alumbrar certezas cristalinas.
Pero esto es sólo una parte de las buenas noticias, porque además le abriré una ventana mágica, para alcanzar la tan sutil como poderosa “luz” de la verdad en su interior, a partir de ¡¡¡YA !!!

EL COMIENZO

¡¡¡ATENCION!!!
Vamos a conocer como se fragua el inicio de cualquier arte marcial.
Lo que se vierte a continuación es la génesis de una FORMA, de un ESTILO MARCIAL como lo es el TAI-CHI-CHUAN.

Imaginemos un maestro cocinero chino, en un mundo donde nadie sabe cocinar. El viejo cocinero chino intenta enseñar a cocinar usando para ello la vía más directa y audaz: la imitación.
Pero pasado un tiempo, en un escenario marcado por el fracaso, los alumnos cocineros se desesperan por sus propias carencias. Su falta de fuerza hace peligrar la integridad personal al elevar una cacerola cargada de agua hirviendo, su falta de coordinación  aboca al desastre cada vez que se intenta dar vuelta y vuelta a la tortilla en la sartén, y la falta de precisión que también brilla por su ausencia, hace peligrar los dedos al cortar el pepino en rebanadas.

De resultas, comoquiera que los cocineros chinos tienen soluciones para todo, y encima este del que hablamos, es de gran fama mundial por su capacidad de adaptación y sus dotes pedagógicas, opta por el método del camino ancho y seguro pero más largo. El de enseñar el “patrón cinético” en base a las leyes de “pregnancia y simplicidad”, que dicen así:
Tendemos a comprender mejor las cosas cuando se enseñan en base a esquemas geométricos de sencillez perceptual máxima, creados en provecho de que sean percibidos con la mayor definición posible.

El viejo cocinero chino diseña entonces un Tai-chi-chuan de cocina, el de aprender patrones previos de cocina. Mostrando las posturas culmen del movimiento, como fases ostensivas, por las que se discurre cuando se mueve uno en la cocina e intenta trasmitir la energía que debe llevar cada movimiento de elevar un peso, voltear y cortar.

POSTURA DE UNA FORMA
El maestro de cocina, diseña la “forma” de poner las manos al frente en un gesto de “abrazar el árbol” como si se elevara algo con asas, denominando a este gesto “postura de la forma”. No hay necesidad de apresurarse, todo el cuerpo se moviliza en relación a ese hermoso motivo circular. El bello gesto es un motivo para centrar la mente en el centro de gravedad y volver liviana la parte superior del cuerpo, eliminando tensiones innecesarias.

CHI-KUNG O ENERGÍA DE LA FORMA
Después, explica de viva voz a poner la energía justa para elevar el peso de 5 litros de agua hirviendo y denomina a esta energía “chi-kung”. Aunque la olla se levanta en un espacio limitado, la energía debería ir hasta el infinito y describir una curva de regreso. A continuación, sintiendo el flujo de movimiento y la conexión de uno a otro, se empuja al aire con energía como si colocara la olla en el fogón y lo denomina otra “postura de la forma”, con el Chi-kung asociado a tal postura.

TRANSICION DE UNA POSTURA A OTRA
Ahora toca desplazar un pie y realiza el gesto de coger algo con una mano, denominando a este desplazamiento “transición de la forma” para hacer ver que no está realizando un gesto trascendental en la cocina, sino sólo discurriendo de una estación a otra. De la estación de la olla a la estación de la sartén, y a continuación, sin pausas para no romper el estado de sutileza contemplativa, con un movimiento lento, para sentir la presión justa, balancea el brazo.

OTRA POSTURA Y SU CHI-KUNG
El gesto de vuelta y vuelta a una tortilla debe ser hecho con otra energía diferente a la de elevar 5 litros de agua hirviendo. Ahora es una tortilla y tiene que hacerla flotar en el aire por un momento para darle la vuelta.
Justo cuando el brazo está en su posición más alta lo denomina “otra postura de la forma” y a la energía diferente a la usada en la estación de la olla precedente lo denomina “otro chi-kung”. Y además la velocidad para desarrollar este flujo de movimiento suave y circular no será la real, porque la velocidad de voltear la tortilla sería demasiado brusca para sentir.
 La sartén se debería sostener de manera flexible y dócil para sentirla como una extensión del brazo. La práctica con la sartén se basa en el mismo principio que con el abanico en Tai-chi-chuan. En otro momento se practicará una forma con la sartén en las manos, al igual que se hace una con abanico en las manos. Pero ahora, el maestro la enseña a mano vacío, imaginando la sartén e incidiendo en el aspecto de que hay que sentirse pleno en vez de sentirse observado. Cuando uno se siente pleno, disfruta con las sensaciones interiores, sin embargo al sentirse observado, uno se desvía al aspecto decorativo, para deslumbrar al personal, con el simple hecho de voltear la tortilla.

TRANSICION DE POSTURA A POSTURA
Por último, y no porque no haya más habilidades para la cocina, sino porque los aprendices de cocineros no tienen más capacidad que para tres estaciones; les enseña a disfrutar del goce estético, envolviendo el aire con los dedos mientras gira el cuerpo a un lateral. Es el gesto insinuado de coger bellamente un cuchillo. Una “transición” más que demuestra el paso despreocupado de un lugar a otro en la cocina.

OTRA POSTURA Y SU CHI-KUNG
Una vez hecho el gesto de envolver, enseña otro que se basa en deslizar el canto en vertical de la mano de adelante a atrás con sensación agradable de energía punzante. Es el gesto de cortar pepino. Es una “postura” más de la forma que está diseñando. Y la energía correspondiente se puede enseñar repitiendo rutinariamente el gesto de cortar con el canto de la mano adelante y atrás varias veces seguidas hasta entender la energía justa y precisa de cortar. Es un nuevo “chi-kung”. En el hay que seguir centrado y relajado. La belleza del movimiento de un perfecto cocinero no deja lugar a que ningún desorden de movimiento interfiera en el continuo trazado del flujo de energía continua, y eso exige control de la respiración.

Sentado todo lo anterior, sólo queda practicar y practicar :
Por un lado las repeticiones rutinarias de cada “chi-kung”, por separado, para entender la energía creciente de elevar 5 litros, la energía seca de voltear la tortilla, la energía punzante de cortar el pepino.

¡¡¡HA NACIDO EL CHI-KUNG!!!

Por otro lado, y como la historia del aprendizaje humano es la automatización de los procesos, resta decir que se debe realizar rutinariamente toda la secuencia de  ESTACIONES denominadas “posturas” y de MOVIMIENTOS DE PASO denominados “transiciones”, varias veces, con la lentitud justa que me permita sentir la perfección del gesto, y con la energía asociada del “chi-kung”. Puesto que sin esta energía, la forma sería anodina y sin valor.
Sin esta energía el aprendiz de cocina aprenderá los gestos pero cuando intente coger la olla se le irá de las manos por un peso que no ha calculado.
 La tortilla no será volteada porque le falta el impulso y el pepino no será cortado porque faltará la fuerza de corte.
 Pero con la energía se acercará a la realidad. Jamás con la configuración externa, que por otro lado, nunca lo que menos importa debe supeditarse a lo que más importa.  Con esto quiero decir que no es lo mismo acariciar el aire con gestos que imaginar que los gestos mueven algo, tienen algo dentro, están rellenos de intención.

¡¡¡HA NACIDO LA FORMA!!!
Bienvenido al maravilloso mundo de las formas del Tai-chi.

Llegados a este punto, el cocinero chino, siendo consciente de que la sabiduría conlleva la liberación de la automatización de los procesos, sólo le faltará enseñarles a que liberen los gestos. Quiero decir con esto que, la cacerola puede no estar de frente, sino a la derecha y tendré que girarme para cogerla. La cazuela puede que sea muy grande y pesada y tendré que usar las dos manos en vez de una, y en vez de cortar un pepino en rodajas puede que necesite cortar una cebolla en cuadraditos, con lo que tendré que dar cortes horizontales y verticales. Pero además, la segunda vez que lo realice todo cambiará de nuevo. La olla cambiará de ubicación y de tamaño, la cacerola también, y lo que necesite cortar y el propio cuchillo también cambian, así como la ubicación de todos los elementos. Y todo ello en espontaneidad creativa sobre unas bases más o menos prefijadas. Y una cosa más, nos moveremos a la velocidad real con la que se mueve uno cuando está en la cocina. Pero sólo habrá cacerola, cazuela y cuchillo. No gato hidráulico, llave de cruceta o  lo que me venga en gana y usado de cualquier forma. No vale todo, vale sólo lo que se ajuste a la situación, cocina, no taller; y lo que esté bien usado, no usado de cualquier manera.

¡¡¡HA NACIDO LA FORMA FANTASMA!!!

También denominada rápida.

Ahora llega el momento en que se está a punto de “descubrir todo el pastel”.
Todo maestro sabe que, lo que se puede enseñar (en esquemas) no merece la pena ser enseñado. Así que, si llegados a este punto no concluimos en algo productivo, las formas serán como el árbol que impide ver el bosque. Faltará la experiencia real. Debo enfrentarme a la realidad.

La realidad del asunto es que, no basta con elevar una cacerola, dar la vuelta a una tortilla y cortar un pepino o una cebolla.
Hay que hacer la sopa, hacer la tortilla y la ensalada de pepino.

Hasta ahora me han enseñado a manejar útiles de cocina imaginarios. Es de momento, un Tai-chi-chuan “raposo”. El Tai-chi-chuan “raposo” te enseña ilusiones en vez de realidades, cosas que no sirven más que como finalidad en si mismas. Y las personas que intentan aprender Tai-chi-chuan sólo así, al final, si aprenden algo, lo hacen como el comensal al que le pregunta el camarero:
-¿Cómo ha encontrado usted la chuleta?
-   Pues de pura casualidad, debajo de unas patatas.

Porque una vez sentado el aprendizaje superficial, ahora tiene que enfrentar la labor de aprender a cocinar. Y para eso tendrá calcular la temperatura de las cosas, los tiempos de cocción y tendrá que “invertir en perdidas” rompiendo algún que otro huevo, pero será entretenido jugar a cocinar y estar en la realidad cocinando. Y al final verá la sopa, la tortilla y la ensalada, y podrá degustar la comida con fruición.

¡¡¡HA NACIDO EL EMPUJE DE MANOS!!!
El Tui-shou.
Llegados a este punto y a la luz de este discurso, debemos aclarar que, las formas no se confeccionaron como un ceremonial gestual vacío ni como un carnaval visual, sino como gestos prácticos efectivos, sobre los que se necesita saber qué estamos haciendo. Elevar una olla, sacudir una sartén o cortar un pepino. Y cuando alguien aprende una verdad (el esquema) sin haberla experimentado en sus carnes, o sea, sin saber que eleva una olla, agita una sartén o corta un pepino, y lo que es peor, sin saber cocinar, ni que eso es para cocinar; y repite esa verdad (el esquema), la transforma en una mentira. En el caso figurativo que planteamos, no sabrá cocinar, en el caso del Tai-chi-chuan no sabrá armonizar. Y en el caso de una manzana caída del árbol, dirá a las de arriba: ¡Inmaduras, que sois unas inmaduras!

Pero al igual que sólo cuando baja la marea se sabe quien se bañaba desnudo; del mismo modo, sólo cuando intente armonizar con otro en “empuje de manos sensitivas” se sabrá quien no comprendió nada.
 Así que al final, o al principio, hay que dejar la trivialidad tan pedestre de nadar en seco.
La consecuencia última, es que hay playas acribilladas de hombres nadando en seco, y de instructores dando la espalda al agua, e incluso enseñando extraviadas contradicciones con la realidad y que se quedan más frescos que una lechuga.
Es sorprendente, peronunca se puede subestimar el poder de la estupidez.
Y no lo hacemos. Ya no
 Y es que la razón es fácil de comprender: El hombre ante una empresa que le sobrepasa es como el chico con el corazón roto, que hace un casamiento de conveniencia porque no puede hacer uno feliz.
Para decirlo de otro modo, que se contenta con movimientos de formas y movimientos de Chi-kung porque no llega a comprender cual es el origen de esos movimientos. Cual es la situación de Tui-shou en la que nacieron. Cual es la energía que necesita para mover al oponente. Como es la neutralización y como se armoniza con el oponente.
Porque aunque para muchos es más seguro estar encadenado a la arena que ser libre de nadar. Y lo suyo es saber nadar, no nadar en seco. Y para ello será necesario zambullirse en las olas que asustan a los hombres hacia las insondables profundidades, y sumergir la mano entre las hierbas acuáticas en busca del pez excepcional que queríamos en un principio. Y hay un pez esperando para cada hombre que esta rebozándose en la arena y nadando en seco.

Para que todo lo antedicho se comprenda mejor, pondremos un ejemplo figurativo:
Si está bajo una gran tormenta, la mente puede capturar por los sentidos un rayo, captar su imagen y guardarla en la mente. Alegóricamente, la tormenta corresponde al Tui-shou, a la realidad; y un sólo rayo, sería un método pautado para aprender. Pero cuando la tormenta haya pasado, su mente puede recordar  la tormenta y el rayo. Eso corresponde a la forma fantasma.

Por último, si quiere trasmitir a alguien lo que piensa, puede dibujar por medio de una línea quebrada el símbolo que corresponde al rayo, incluso puede pensar en el símbolo. Eso corresponde a una forma normal de Tai-chi-chuan, la forma que todo el mundo conoce.

Y su explicación por medio de otro simbolismo como lo son las palabras o su escritura, corresponde a la aplicación de la forma. Y es así como muchos se han estrujado las meninges para crear formas en esquemas inmutables. Mientras que, refiriéndonos de nuevo a la tormenta, la imagen mental o la verdadera tormenta es lo que hay que comprender, es lo que hay que interpretar.

En base a todo esto, nos resulta sencillo añadir  que  la extravagancia reside en que la mayoría de la gente conoce el “esquema” de por ejemplo simular voltear la tortilla siempre igual, pero ignora totalmente el “no esquema” de voltear la tortilla adaptándose al cambio de la misma en cada instante. Es como el que se fija en algo pero no lo comprende.
Una señora entra en la tienda a comprar un loro, y el dependiente le responde:
-Lo siento señora, ya no nos quedan, pero tenemos un buho buenísimo.
-Y ¿habla?
-No pero fijarse se fija mucho.

Y fijarse para copiar no sirve.
Hay que entender el significado profundo.
No-esquema no significa ausencia total de esquema.
El “no-esquema” consiste en comprender la verdadera aplicación del “esquema”.
 El “esquema” es fácil de comprender pero es imposible de aplicar porque siendo tan perfecto como inmutable, no se adapta a los cambios y tiende a escayolar las mentalidades.
 El “no-esquema” es difícil de comprender pero facilísimo de aplicar. No-esquema es permitir que el sutil ablandamiento corporal entre en contacto con una intención sutil que se moviliza desde el centro silencioso, desde la quietud, fluya como el agua fresca y cristalina de un manantial, bellamente y con la idea de que cada postura fluye con una nueva interpretación, dependiendo del momento particular. Cada momento es diferente, porque este es flexible. Aunque claro está, la verdad que subyace en el fondo siempre permanece ahí, totalmente silenciosa.
Esa es la razón del desconocimiento de cómo funciona un arte marcial de este tipo. El problema es que cuando la luz de la verdad, de quién practica formas del Tai-chi, se vuelve sombría y nublada por la negligencia, y no comprende el Tui-shou ni el significado de los movimientos de la forma que practica, que en este caso figurativo sería elevar la olla, dar la vuelta a la tortilla y cortar pepino; es como quién recita un poema de memoria, en otro idioma sólo por jactarse de exótico y por hacerse el interesante, pero sin comprender el  significado de las palabras. Para esa persona  que se esfuerza en aprender de carretilla lo que no sirve, salmodiando como comparsa ese poema, sólo será una extraña lengua babélica y misteriosa, en un poema uni-permanente, repetido siempre igual y que no comprende. A lo sumo, se puede presentir un plan predeterminado en la forma, se puede sospechar secretamente que posee un mensaje sagrado, cambiante como la vida misma y con algo inmutable en el centro. Una magia misteriosa que subyace en un paraíso interno, protegido por la neblina de cada amanecer de un nuevo día, por la oscuridad de la noche y por la ceguera de no querer ver las dificultades y la carencia
 de alas para superarlas.

Artículo Original de 
Félix Bargados
Todos los derechos 
reservados.

PROGRAMA DE GRADOS CINTA NARANJA.

 TAI-CHI-CHUAN MA-TSUN-KUEN
                                                        f.a.k.y.d.a. 
Tai-chi fakyda
    PROGRAMA DE GRADOS  

   

CINTA NARANJA
           
·      TECNICAS DE BASE

BLOQUE DE POSICIONES: *
Pie vacío (Teng-pu), Pez capturado (Hsu-pu), Paso cruzado (Tso-pu), 
Paso doblado (Kuo-pu)

TIPOS DE PASO:
Paso de cruce (caminata lunar, andar entre las nubes)

ENERGIAS FUNDAMENTALES en exposición a un paso:
Tracción (Tsai), Dividir (Lieh), Topetazo (Khao), Codo (Zhou)

·      FORMA

PEQUEÑO TAI-CHI Nº2 : Simplificado (sin transiciones)


·      MANOS PEGAJOSAS PAUTADAS*

COMBINACION DE LOS METODOS DE PLATILLO
METODO A DOS MANOS
(Progresión: Simple, limpiar arriba-abajo, cuatro manos)


·     MANOS SENSITIVAS
                          
ENERGIAS SENSIBLES:
ADHERENTES:  Vaiven, rellenar el espacio
CONECTORES: Descansar, soportar, rodar, pivotar, transferir, intercambiar

                               CONOCIMIENTOS PARALELOS: CHIKUNG ESFERA DORADA
           EJERCICIOS PREPARATORIOS "CHI-PEN-KUNG" (DESBLOQUEO MERIDIANOS)
  
Tiempo MÍNIMO de práctica: 3 meses desde amarillo

PROGRAMA DE GRADOS CINTA AMARILLA.

 TAI-CHI-CHUAN MA-TSUN-KUEN
                                                        f.a.k.y.d.a. 
    PROGRAMA DE GRADOS  

   

CINTA AMARILLA

·     
TECNICAS DE BASE

BLOQUE DE POSICIONES:
Indiferenciada (Hun-yuan),Preparado(I-ve),Oso (Xiong-pu), Caballo (Ma-pu), 
Gato (Ting-pu), Arco (Gong-pu), Siete tres (Si-li-pu)

ENERGIA DE 5 ELEMENTOS (movimientos direccionales): 
Fuego (avance) "Jinbu", Agua (retroceso) "Tuibu", Metal (derecha) "Youpan", Madera (izquierda) "Zhougu", Tierra (eje central) "Zhon ding".

ENERGIAS FUNDAMENTALES en exposición estática:
         Expansión (Pan), Repliegue (Lu), Presión (Chi), Empuje (An)

DANZA DE LA ENERGÍA "JIN"
energía elástica,  esfera de Tai-chi,  espacio denso (danza acuática).


·      FORMA

PEQUEÑO TAI-CHI Nº1 : Simplificado (sin transiciones)


·      MANOS PEGAJOSAS PAUTADAS

METODOS DE LOS 10 PLATILLOS


·      MANOS SENSITIVAS
                          
FLOTACIÓN-PESADEZ: BRAZOS DE SEDA (1 a 1, 2 a 2, 2 a 1)
                                        (Caída selectiva desde el codo-desde la mano)

ENERGIAS SENSIBLES: ESCUCHAS.
            Toque sensible de la mariposa, Impedir el vuelo, Esfera mutidimensional.

 CONOCIMIENTOS PARALELOS: TAI-CHI-SAO 1 AL 10   /  CHI-KUNG ESENCIAL

 Tiempo MÍNIMO de práctica: 2 meses

lunes, 23 de febrero de 2015

Contenidos del curso manos sensitivas.

 TAI-CHI-CHUAN
MA-TSUN-KUEN
BREVIARIO DEL CURSO 21 FEB-015
MANOS SENSITIVAS CON SENCILLEZ

Objetivo: Aprender a armonizar con los demás y con tu interior.
Con detalles técnicos de precisión. Desarrollando experiencias de éxito, en ejercicios semi-pautados (incluidos ya en el currículo de grados) que afinen la sensibilidad para las “formas” (Dao-Lu) y el “empuje de manos” (Tui-shou).



CONTENIDOS

Cualidad básica del movimiento flotación-pesadez.
Ejercicio: BRAZOS DE SEDA

ENERGIA ELASTICA JIN: Se genera desde el suelo, se mueve en un cuerpo relajado con la cualidad FLOTACION-PESADEZ, gracias a las espirales de seda. Funciona siempre integralmente. Es decir, el cuerpo se mueve como un todo. Es una energía que evita los obstáculos y sin embargo arrastra los obstáculos en suspensión. La energía metafísica Chi, parte del abdomen, gracias al CENTRADO (Eje-central y Dan-tien).
Ejercicio: DANZA DE LA ENERGÍA

ENERGIA “SENSIBLE” DE PEGADO-ADHERIDO (Zan-Nian Jin)
A evitar: obstáculos y espacios.
Conseguir: pegamento
Ejercicios de “adherentes”: Toque, voy-vuelvo, rellenar el espacio (aristas), toque alternativo.

ENERGIA “SENSIBLE” DE ESCUCHAR-CONPRENDER (Tin-Dong Jin)
A evitar: AFERRAR (insistir-resistir)
                                               DESPEGAR (adelantar-escapar)
Conseguir: admitir información por la piel del centro del otro e interpretarla desde el centro de uno mismo.
Ejercicios de “escuchas”: toque sensible, sentir la mariposa, impedir el vuelo, esfera multidimensional.

ENERGIA “SENSIBLE” DE SEGUIR AL OTRO (Sui-Jin)
Cualidad que se manifiesta en todo momento, en conjunción con las demás energías.
Ejercicios: “seguir al otro” a una mano.

ENERGIA “SENSIBLE” DE CONEXIÓN (Tie-Jin).
Ejercicios de “conectores”: apoyar, soportar, rodar, pivotar, intercambiar, transferir.


Nota.- Cada una de estas energías se apoya en las anteriores. Unas dependen de otras en calidad de sistema, y son la base de un buen Tui-shou.


               “Siempre…lo más importante se encuentra en los detalles”







domingo, 22 de febrero de 2015

El alma del Tui-shou (1)

EL ALMA DEL
  TUI-SHOU (1)


Texto: Félix Bargados

                                                  “Pensar no es función del decir, pensar es fuente del decir”

Me explicaré con la claridad más transparente y con la más generosa confianza que me permita mi humilde habilidad en el decir.

Y si me lo permite, a través de esta máxima y con un pequeño pero luminoso rodeo, llegaremos al entendimiento profundo del término “empuje de manos” (Tui-shou), y con suerte, a abrazar el espíritu del mismo y su vida secreta; que es lo que verdaderamente se pretende.
¡Ah! y de resultas, poner en su mente un concepto, de extrema sensibilidad, que está en mi mente, además de poner en su corazón un sentimiento, de tan vibrante vida, que está en mi corazón.

En principio, las personas nos comunicamos porque compartimos las cosas con las palabras. Pero para hablar de las cosas, según sugiere la teoría “denotacionista”, no tenemos que llevar a cuestas las cosas.
Sería muy costoso y muy bestia que para decir “caballo”, tuviera que llevar un caballo a cuestas y enseñarlo.
Somos seres inteligentes, y por tanto, el significado de un término lingüístico es su referencia objetiva en el mundo, o sea, el objeto.
Por ejemplo si digo la palabra “casa”, corresponde al objeto en cuestión. Es así como los términos se aprenden por medio de la “ostensión”: se pronuncia el término y se señala el objeto en cuestión.

Pero la famosa teoría “denotacionista”  sostiene,  y como pensar es fuente del decir, también el significado de un término es su imagen visual en la mente y como consecuencia, el poder de poner esa imagen en la mente de los demás. O sea, imagine un oso de color de rosa. Ya he usado el poder de poner un oso rosa en su mente y en la mente de todos los que lean esto. Es inevitable reconocer que, esta teoría de la denotación de imágenes no es nada desdeñable, de hecho, el mundo está lleno de osos rosas por todas partesY ahora más.

Pero ahora, las imágenes palidecen ante la poderosa sombra de los conceptos, porque si bien es cierto que no hay imagen sin palabra, también lo es que hay palabras sin imagen. Por ejemplo, la palabra “bueno” ¿a que imagen visual correspondería?

Esto es así porque en realidad, la palabra no es el primer engranaje de la cadena de comunicación. En realidad es el último.  La palabra presupone, bien un objeto, una imagen o en este caso, un concepto previo. Es decir, un pensamiento.
Entiéndase bien…
Pensar es fuente del decir.
Pensar no es función del decir.
Y entendido lo anterior, debo añadir que, decir no es sólo expresar la naturaleza de las cosas, sino más bien conceptos que despiertan emociones.
Si, ha oído bien, conceptos que despiertan emociones.
Y así como antes hemos puesto un oso rosa en su mente, en breve pondremos un “concepto rosado”, el de la fuente íntima del dicho : “empuje de manos”.

De todo esto deducimos que, decir es despertar emociones sobre las cosas, porque en general, comunicamos emociones más que razones. Somos animales emocionales más que animales racionales. De lo dicho se desprende que una palabra dicha como por ejemplo Tui-shou, más que evocadora de imágenes, es evocadora de conceptos y de sentimientos.

Tras esta pequeña digresión, y bien sentado lo anterior, entramos ahora en el terreno que pretendíamos desde un principio: entender más que palabras, entender qué se quiere decir con “empuje de manos” y llegar a su alma.

Tui-shou se traduce literalmente por “empuje de manos”, pero de una buena práctica y entendimiento del mismo, se abduce en base a la teoría “connotacionista”, un “doble sentido”. El de que ambas palabras sugieren una significación y una intencionalidad diferente a la suya propia.
 Y al igual que con el término “Platón” no queremos decir plato grande, ni con “endoscopio” que alguien copió en dos exámenes; lo que quiere comunicar “empuje de manos” no es la denotación ostensiva del hecho tan prosaico de empujar, sino otro más figurativo. De hecho no tiene ningún valor positivo ni es recomendable andar por ahí empujando a la gente como si la despreciásemos.

Pero lo cierto, es que es inevitable reconocer que, como resultado de la traducción literal “empuje de manos”, se ha difundido la grotesca idea de que estamos hablando de una actividad donde hay que empujar a los compañeros para desequilibrarlos y vencerlos con el desdén y arrogancia que se estila necesario.
 ¡Nada más lejos de la realidad! Eso reforzaría el alma detestable del ego y sería tan pedestre que no aportaría ningún valor, ya no digo espiritual, sino ni siquiera humanamente civilizado.
 Pero que sea un extravío evidente, no significa que no sea aceptado por muchas personas, porque en realidad, esta impostura inercial de conformidad lastimosa ha resultado ser pavorosamente fértil. Tanto y tan proliferante que me gusta describir como “la semilla absurda de un craso error, montado en la inercia de la resignación”.

Y todo porque las palabras conforman la opinión que le damos a las cosas.
Un tipo confiesa al juez:-Señoría, lo siento, he cometido un asesinato “solidario”.
El juez responde: -Sin problemas, no se preocupe, si es “solidario”

Las palabras pueden confundirY de hecho confunden.
Sobre todo, confunden aún más si no se comprende que a veces transmiten conceptos sutiles o grandiosos en vez de simplemente cosas.
Y en este caso hablamos de un bello concepto espiritual, dentro de una palabra en cierto modo un poco chabacana. Un concepto benéfico, encorsetado dentro de una palabra un tanto maléfica. Un hermoso concepto dentro de una palabra indecorosa: “Empujar”.
Pero cuando uno no ha visto más empujes que los empujes despreciativos o los que intimidan a la gente, no puede imaginar otra cosa. Y es que nuestros “filtros mentales” sólo dejan entrar  la información que coincide con nuestras aberturas mentales. Imagine esos juegos de niños en los que hay que encajar unas piezas de colores con formas de triángulos, medias lunas, etc… en unas aberturas similares. La mente es igual, está limitada a lo que sabemos, pero hay que abrir el horizonte de la mente para sentir la fuente de todo decir (y todo hacer, y todo sentir) si se quiere comprender el Tai-chi-chuan.

Ahora vienen las buenas noticias que abren nuevos horizontes.
 No hay jaque si se conoce el peligro. Y comprender mal es también un peligro. Un peligro que ya no nos hace mella porque desde hace un tiempo hemos descubierto que la razón que justifica la denominación “empuje de manos”, es una razón conceptual.
Y así como decir es función del pensar…“empujar” es una alegoría de:
    “tocar”, “mover” o  de “trastocar” e incluso “desenraizar” o descentrar”
con acciones suaves que no necesariamente son empujes sino acciones prudentes y por cierto, muy bellas.
Es decir, que el hecho de empujar el eje central de la persona, es un concepto sutil  de una belleza humana específica, que supone colocarnos en un flujo continuo de retos y desafíos a fin de que nos persuada a enfrentar bien los chances de la vida.
Y esto, lo es simple y llanamente por un motivo de pura sensibilidad, pero también lo es de sana seguridad.  Salta a la vista que otro tipo de acciones más dramáticas como  por ejemplo un golpe que pudiese causar daño, serían  contrarias  a una finalidad sensible, como lo es armonizar en curvas fluidas ante intentos de tocar vaporosamente el eje central y no ser tocado, en una suave persecución a través de una esfera en vaivén.

En cuanto a la “mano”, piense que llamamos mano a una mano, pero la mano no sería mano, si fuera la mano por nosotros llamada.
En fin, que la mano es más de lo que llamamos “mano”.
Desde la entrada en escena del “homo hábilis”, la mano ha sido liberada de las piernas.
La tarea subalterna de estar en pie, ha pasado al dominio de las piernas, y esta, ha obrado entonces el milagro de liberar a su vez a la inteligencia y a la sensibilidad latente en el animal, a base de liberar las manos.
La mano del “homo sapiens” ha creado de este modo el mundo civilizado. Y cuando en ocasiones, la mano ha sido liberada del trabajo duro, nos ha conducido a la ampliación y el despertar de nuevos mundos del conocimiento, del arte y de la expresión sensible en general.
Con el tiempo, la mano ha llevado la expresión a sus más altas cotas, y se ha transformado en la expresión más profunda de nuestras emociones, y no hay más que observar los gestos manuales de alguien cuando se expresa. Pero también esta funciona a modo de antena detectora que puede captar información sensible, vibraciones y delicada energía.
Así es como el “homo sensible” del Tai-chi-chuan ha convertido a la mano en bello instrumento de conocimiento elevado.
Pero hay más profundidad en ello.
 Al igual que “empuje” es una alegoría de “tocar sensiblemente”, también “mano” es otra alegoría de “cuerpo entero que se expresa y siente”. Tal es el papel que desempeña en el Tai-chi-chuan  con el máximo rigor y efectividad.

Dicho lo dicho, casi podemos adelantar que “empuje de manos” se podría entender por: “sentir con el cuerpo la vida íntima y secreta del interior y el eje central del otro, y sentir la nuestra y el nuestro, para evitar ser desenraizado.
Y, tanto si el otro no fluye como es debido será tocado por nuestras manos o nuestro cuerpo sensible, asimismo nosotros seremos tocados por la energía desenraizante del otro si se pierde el flujo”.
Esta es la vía de auto-conocimiento que se desprende de la alegoría “empuje de manos”.

Todo esto desarrollado en un juego agradable donde LAS NORMAS son tan simples como divertidas:
“desenraizar el eje central” del otro y “no ser desenraizados del nuestro”. En definitiva, encontrar el eje central del otro y esconder el propio. Tan fácil es de comprender, como difícil es empujar una pelota que flota sobre el agua con otra pelota, porque los ejes centrales de ambas pelotas se esconden mutuamente al flotar y girar. Todo esto se traduce a nivel vivencial en conocer más al otro y con una levedad e incorporeidad  sin límites, no dejar nunca rastros de nosotros mismos.

El “empuje de manos” es un fácil juego de corazón a corazón, que recrea experiencias de éxito donde emana la calma, porque tiene como CONDUCTA PRINCIPAL: la “no-resistencia”.
Puede visualizarse del siguiente modo, cuando dos cursos de agua convergen, el de menor caudal se deja  absorber  por el de mayor, uniéndose. Integrándose y canalizando la fuerza del otro. Lo que nos conduce a ser inatrapables  y poderosos como el agua.
De modo que lo suyo será comportarse en todas las circunstancias como una balanza de precisión, con equilibrio central, donde el punto de toque del adversario sobre nosotros se compensa a favor de nuestro equilibrio interno y lo deja siempre en “punto de presión cero”, en vacío: INATRAPABLE.
 Mientras que por la puerta de atrás rellenamos su vacío con nuestra energía: PODEROSA.
Por último, cambiante con las contingencias del entorno, adaptándose en animoso deleite, como el agua se adapta al recipiente que lo contiene, y siempre en actitud de descanso.

En este juego tan instructivo, hay que desprenderse un poco de la voluntad de si mismo, para recrear siempre la sublime TÉCNICA  de: “la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo”.
Esta máxima sólo es posible de realizar, siendo fieles a la economía de la energía y a su sentencia minimalista “menos es más”, y que deriva de la doctrina Taoista que valora como la flexibilidad puede dominar a la fuerza bajo la filosofía del “hacer sin hacer”, hacer lo justo”, “hacer sin forzar”, “hazlo fácil”. No haciendo con más lo que puede hacerse con menos, porque no hay mayor fuerza que no necesitar fuerza, aceptando cada momento tal y como es, encontrando la oportunidad que cada momento contiene.


Y como OBJETIVO FINAL: la consecución de la tan sencilla como monumental “armonía ante los conflictos”.
Porque en realidad, los artes marciales son eso, un camino de paz y armonía donde hay que aprender a situarse en el área de confort de vencer sin combatir frontalmente, fundamentado en aprovechar la fuerza del contrario o de la circunstancia que nos opone la vida y que nosotros conducimos hasta nuestro espíritu en calma para transformarlo en algo positivo, si cabe.


La consecuencia última, en suma sobre lo argumentado es que, empujar se refiere a “tocar el eje central” con energías relativamente mansas. Y sobre todo, mansas por un motivo, por el motivo de privilegiar la sensibilidad espiritual y no caer en la agresividad más grosera.
Todo lo antedicho es lo que conlleva la expresión que en principio parece un poco burda, “empuje de manos”. Pero que ahora nos parece de una hermosura sublime.
Como puede verse, todo depende de lo que nos inspiren las palabras. De la fuente inspiradora del decir que trato de regalarle a su mente y a su corazón.

Ya habíamos sugerido que no se trata de empujar alegremente y groseramente a las personas, sino de optimizar el movimiento natural, y refinar el espíritu en un genial juego, que afina el órgano de la percepción interna hasta límites insospechados. 
Por tanto, la conclusión que podemos extraer es que la maravillosa experiencia del “empuje de manos” alude a acciones no precisamente de empujar. La sutileza del Tai-chi nos ha inducido siempre a entender lo que se quiere decir, no lo que se dice.
 Pensar es fuente del decir y hay que conocer lo que esconde la fuente íntima de ese decir.
Y esa fuente del decir es la que quiere expresar que el “empuje de manos” es un  flujo, un “baile sensible”, ingenioso y extremadamente sutil, que se desarrolla
en una curva fluida infinita.
Una curva donde no hay principio ni final.
En paralelo con una eterna quietud interior en suspenso,
 mientras lo que fluye, fluye por fuera.
El flujo dinámico exterior se siente muy quieto en el interior, arraigado en el interior.
Se siente la quietud dentro del movimiento.
Hasta que movimiento y quietud se transforman en una sola cosa.
Ahora dondequiera que vayas, siempre puedes retornar a esa hermosa sensación de calma fresca y eterno presente.
Una vez experimentado, ya es propiedad de uno mismo y se puede llevar con uno mismo todo el tiempo.
Y… mientras el flujo sigue, siempre hay un YO CENTRAL en calma...
Siempre un YO CENTRAL en calma.

Todo para señalar y enseñar al  practicante a abrazar  la  aguda capacidad   de  escuchar y comprender la  intención,  profundidad  e intensidad de la energía de los demás y el YO CENTRAL en calma. Para a continuación, poder cambiar confortablemente con ella y transformarla a favor de uno mismo. Y de paso adquirir un bienestar general muy saludable, a base de aliviar y liberar las propias tensiones exteriores y abrazar el YO CENTRAL en perfecta calma chicha. Y es así como el objetivo del “empuje de manos” conviene en perfecta armonía con el reto del hombre, que no es más que la calma ante la adversidad.

De modo que cuando llegue la fuerza externa, en lugar de defenderse, de rechazar, de resistir o de escapar; hay que recibir amablemente, como el que recibe a un buen huésped. Traer su energía al centro para absorber y hacer girar todo el cuerpo sobre el eje central para cambiar toda la acción contraria a nuestro favor. Y eso será posible con escuchar lo que el otro propone para cambiar con ello. De modo que como ha quedado demostrado en un principio que pensar es fuente del decir, no estaría mal que perciba la realidad sensible de lo que digo, para intuir cual es la fuente de mi “pensar”, que me lleva a “decir” que dos valores son importantes en el Tui-shou y en la vida: escuchar y cambiar.
                        
 Artículo Original de 
Félix Bargados
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CONTINUARA…