LA SONRISA
DEL
TAI-CHI
“La mitad de la armonía es para ti y la mitad para los demás”
Un aforismo del que se hace
lenguas la sabiduría popular, sugiere que: la ARMONIA INTERIOR es la clave de la
felicidad.
Pues bien, como ese tipo de felicidad no puede más que sonreír fríamente; y como toda idea dicha
despierta una idea contraria, debo añadir que, en un mundo social donde todos
participamos del juego transacional, los campeones del egocentrismo no parecen
poseer un buen negocio.
Es por eso por lo que, dispongo mi ánimo apologético al servicio de la armonía con los demás. Y me atrevo a decir que, la armonía no es verdadera armonía fluyente si es sólo armonía para uno mismo.
Estos tiempos que corren, de
bienestar individual, son tiempos recios para valores como el preocuparse por
los demás. Pero el Tai-chi como es intemporal, no goza de egolatrías de moda. Lo cual explica que, el Tai-chi-CHUAN verdadero debe ser una
expresión que armonice felizmente con algo o alguien que no sea sólo uno mismo.
Dicho de otro modo, una expresión que armonice
con los demás como la cálida sonrisa lo hace. Un elogio de la ARMONIA UNIVERSAL.
Me explicaré desde el
principio para descartar malos entendidos.
Explicaré primero los conceptos TAI, CHI, CHUAN y CHI-KUNG
y después iré un poco más allá.
Concepto TAI-CHI
Podemos decir que significa algo así como “máximo supremo”.
Alguien tuvo una vez el sueño de un MAXIMO SUPREMO.
Y como estamos hechos del material
que surgen los sueños; el sueño fue filtrándose al mundo poco a poco.
El sueño de un máximo
supremo, es una UTOPIA LUMINOSA, una abstracción ideal, hacia el mundo que
gobierna desde el interior de nuestra cabeza, con la cálida esperanza de
alcanzar una brillante puesta en escena en el mundo tangible plena de refrescante calma y tranquila bondad.
Una idea con visos de
perfección tal, que no se encuentra normalmente en el yugo que nos impone nuestro proverbial ego.
Pero que no se encuentre en
nuestro ego, no quiere decir que no sea del mundo. El mundo que fluye libre, es
más grande y perfecto que nuestro ego.
En ese sentido, cierto es
que, pensar mejor no es encontrar una verdad sino buscarla más lejos. Y no es
menos cierto que a menudo las ideas gravitan como grata inspiración más que
como meta. Dicho sea de paso que, una idea, a veces no es para ser alcanzada,
por la imposibilidad de tal perfección, sino para dar rienda suelta a la
inspiración. So pena de caer en el -efecto nirvana- que consiste en rechazar las buenas ideas o las mejores acciones, bajo el sucio truco de ser inalcanzables. De ahí que se extrae mucha sabiduría:
Que lo mejor es enemigo de lo bueno.
Que no hay que despreciar lo bueno por no alcanzar lo mejor.
Y que a veces hay que poner como meta lo mejor para alcanzar el objetivo de lo simplemente bueno.
Volviendo a la mágica idea de -máximo
supremo-. Creo que se entienda con meridiana claridad, si analizamos por separado:
CHI,
como la SUPREMA armonía fluyente de los opuestos.
TAI,
como centro en MAXIMA calma mansa que parte de un eje central inamovible.
Por tanto, TAI-CHI adquiere
el sentido de un eje-supremo virtual a través del cual se armonizan todos los opuestos
del mundo, invitando a la calma.
Pero como ese principio es solamente una IDEA DESNUDA, sin movimientos que lo hagan visible, resulta etéreo, y es necesario un continente para ser encarnado y poder
practicar.
Sobra decir que la buena práctica
es la que hace la mejoría.
Concepto CHUAN
Pues bien, se hace valer
que la idea de Tai-chi en el mundo que pisamos no en el que pensamos, necesita del
CHUAN para existir. Esto es porque
así como toda idea desnuda que nos sobrevuela necesita de una materia tangible donde tomar
tierra, Chuan es el continente tangible donde poner el contenido de la idea desnuda. Y significa
algo así como aprender a armonizar con otra persona a través del mencionado
eje-supremo.
Concepto CHI-KUNG
Siguiendo a favor de esta
brisa fresca que barre confusiones y quizá te haga sonreír como si recordaras, me veo obligado a añadir que, para utilizar
el motor energético sosegado que permita armonizar con el oponente con
facilidad y no tirar del inadecuado forzamiento muscular que traba, se necesita
mencionar el alma luminosa e inherente al Tai-chi-chuan.
Me refiero al CHI-KUNG que siempre respira
secretamente en su interior.
Cabe preguntarse entonces
¿Qué es el Chi-kung?
Chi es energía o aliento
vital, y Kung significa maestría en el sentido del tiempo y mimo que necesita una
tarea para ser alcanzada.
Chi-kung es el nombre genérico que se utiliza para
designar el cuidado, el mimo y el tiempo que se necesita para que con el conjunto
de técnicas psico-fisicas destinadas a hacer fluir el aliento vital por nuestro
cuerpo, se alcance tal maestría. Lo cual no es una cosa rara, sino una
sensación de lo más normal y corriente en el ser humano, bajo la obviedad de
que no se necesita un monasterio donde portar un traje naranja, ni cuello donde
colgar un collar budista. Es la sensación de plenitud energética que todos notamos
cuando estamos pletóricos, con un alto nivel de energía vital, cuando decimos
que tenemos el denominado subidón, o llámese como se quiera.
La diferencia radica que en
este ámbito es provocado por mor de la voluntad. Y para ello, deberíamos
armonizar discretamente
nuestro cuerpo,
nuestra mente
y nuestra respiración.
Chi-kung al margen pero sin
prescindir nunca de él, usar el Tai-chi-chuan es afirmar que algo se armoniza
con nosotros. Y el unto de tal éxito, se logra por medio del flujo de
movimientos que armonizan serenamente con alguien.
Para ser más exactos, la
identificación de la armonía con un complejo de fenómenos psicológicos e
íntimos como cuestión privada, no es algo taxativo.
Salta notoriamente a la
vista que, la armonía también puede ser entendida, o mejor dicho, -DEBE ser
entendida- por ARMONIA PUBLICA. En tal sentido, la armonía no será solitaria y melancólica, sino que tendrá el deje de una CALIDA SONRISA. Así se percibe la armonía con
otros y con el ritmo del mundo. Y para
aprenderlo, el campo de experimentación será a través de la acción. Del movimiento con otros.
Tai-chi-chuan es una armonía
en el sentido de como se correlaciona una persona con otra. De modo que a
través de la estructura de movimiento se conforma la armonía con otra persona como hace la sonrisa que se contagia.
ESTRUCTURA DE MOVIMIENTO QUE CONFORMA LA ARMONIA
Los elementos estructurales
del movimiento exquisito de Tai-chi-chuan constan de elementos culminantes de
energía que denominamos “posturas” y de enlaces que son un seguimiento entre las
posturas ostensibles que denominamos “transiciones”. Pero tanto transiciones
como posturas, están construidas según cierta energía cambiante que depende del
movimiento del adversario que armoniza con nosotros, del mismo modo que
nosotros con él.
Habida cuenta de que la
función del Tai-chi-chuan es adquirir la experiencia mística de armonizar con
otro, y sólo las posturas-transiciones propias pueden armonizar con otras
posturas-transiciones del otro; el Tai-chi-chuan debe ser comprendido como aquello que armoniza las posturas de uno
mismo con las posturas de otra persona, como el agua cristalina que fluye libre
por la tierra, jugueteando entre las rocas, y fundiéndose con infinito cuidado
al choque lozano de otros cursos de agua; como hace la sonrisa que se diluye y extiende por el cuerpo:
Y este intercambio de movimientos con el otro, que se diluyen y armonizan con la sensación de luminosa sonrisa por el cuerpo, se denomina “empuje de manos”, “manos sensitivas”,“manos pegajosas”
o simplemente “encuentro de manos”.
O más allá de lo anterior y fuera del
ámbito de la práctica regular:
concordia, cordialidad, entendimiento, maridaje, hermandad, fraternidad...sonrisa.
Sonreir es la mejor forma de cambiar el mundo.
Transformar agresión en sonrisa hace desaparecer la división entre las personas.
La sonrisa del cuerpo es Tai-chi-chuan, la sonrisa de la expresión sería un ejemplo corriente de Tai-chi-vida, entendido -vida- como analogía
de la vida corriente, del día a día, el feliz horizonte del Tai-chi-chuan de altos vuelos.
Sea entendido de una vez
por todas que las experiencias grandiosas y la bonanza esplendorosa que brilla
en el jardín interno del Tai-chi-chuan, sublima el espíritu y desemboca
irremediablemente en el Tai-chi-vida.
INTERRELACION DE LOS CONCEPTOS
Volviendo al Tai-chi-chuan,
este sería la totalidad de las situaciones que se presentan en el “encuentro de
manos” y que se reproducen en privado durante las “formas”. Pero cada postura-transición
de una situación del “encuentro de manos” debe poseer la armonía de la propia
postura-transición. Por eso debe gozar de la armonía interna plena de vida
(cuerpo, mente, respiración) que nos aporta la sabia del Chi-kung.
Así las cosas, el
sentimiento de comunión de una situación de encuentro de manos, quedará finalmente
determinada por los tres factores: postura-transición, situación específica y
Chi-kung asociado.
Lo que quiero resaltar, es
que todo movimiento de Tai-chi-chuan, para una situación concreta queda
determinada por la energía necesaria para lidiar con el problema situacional que propone el oponente.
De modo que, si se viola la
lógica de las energías para combinar posturas, el resultado no será armonía.
Como mucho, el ego que se construye sobre parámetros superficiales nos llevará
a creer que lo es, simple y llanamente porque hace posturas de tres al cuarto.
Ligado a esta última
reflexión y para comprenderlo mejor, imaginemos por un momento un motor como símil
del Chi-kung. Un motor posee una estructura que armoniza consigo mismo, pero si
sólo existe el motor sin sistema de transmisión o carrocería de soporte –como
simil de postura del Tai-chi-, en el no habrá ningún valor; y aunque lo
hubiese, no tendría ningún valor para la armonía Universal o “máximo supremo”
que pretendemos con el Tai-chi-chuan. Lo mismo ocurriría con un sistema de
transmisión por separado o con una carrocería a secas.
Incluso si
estos elementos estuviesen todos coordinados pero no hubiese ninguna persona
para conducirlo, seguiría sin valor.
Sería como una “postura de
Taichi-chuan”.
Se necesita también un
conductor.
Entonces surgirá una sinergia, y como cualidad emergente habrá un
desplazamiento del vehiculo con la persona en su interior.
Eso sería como el
Tui-shou del Tai-chi-chuan.
O sea Tai-chi-chuan al completo.
De manera que, el
Chi-kung por si sólo no tendría un valor como el que tiene el Tai-chi-chuan.
Pero el Tai-chi-chuan sin el Chi-kung no se puede ni concebir, porque tal cosa
no existe ni puede existir.
Sería como decir el océano sin agua.
La humanidad
sin humanos, o la vista sin ojo.
O sea que El Tai-chi-chuan sin Chi-kung es
vacío, el Chi-kung sin Tai-chi-chuan es ciego. Y quién estime más lo uno que lo otro, perderá lo
uno y lo otro. La falta de un elemento, puede transformar una actividad interesante
en algo insípido. Y esa falta puede llegar a ser tan trascendente que se pasa
de una molestia a algo verdaderamente dramático, dando al traste con todo el
sistema.
Esto me
recuerda al último motor de un avión. Se lo explico a la luz de un breve
chascarrillo.
El capitán
del avión cuatri-motor informa a los pasajeros de que debido a la avería de un
motor llegarán una hora tarde a destino.
Al poco rato,
el capitán informa de que un segundo motor se ha detenido y tendrán un retraso
de tres horas.
Un poco más
tarde, el capitán vuelve a informar de un posible retraso de ocho horas por la
avería del tercer motor.
Entonces un
sacerdote que viaja en el avión, espeta:
Dios mío,
como se averíe el cuarto motor vamos a estar aquí detenidos toda la noche…
Y en sentido
paralelo, el Chi-kung es como el cuarto motor del avión.
ARMONIA
Ahora bien,
por un lado, hay que conocer el problema situacional de empuje de manos, que soluciona
la postura técnica, para entender el Tai-chi-chuan. Pero tampoco debe permitir
que el caballo corra sin darle el pienso, así que toda postura es alimentada
con la energía Chi-kung.
De este modo la
armonía será con uno mismo y con los demás.
O sea, con el
mundo.
Parece ser
que durante una incursión en Asia, un grupo de norteamericanos irrumpieron de
golpe y porrazo en una mezquita musulmana. Los musulmanes, entre asustados e
irritados empezaron a rodearlos amenazadoramente, cerrando cada vez más el cerco.
Ante el
vértigo de tal panorama sin salida, el experimentado Coronel del ejército
americano ordenó algo insólito:
¡Marines,
rodilla a tierra!
¡Bajen
sus armas y apunten hacia el suelo!
¡Sonrían!
¡Sonrían!
¡Sonrían!
Llama
poderosamente la atención que,
ante el hechizo de la sonrisa,
ese toque divino
de pura magia,
el cerco se abriera confiado y el paso les fuera cedido
CON OTRA SONRISA CORTES.
Sublime.
La sonrisa...eso que nos diferencia de los demás animales,
y que sólo tiene un idioma...
Esa misteriosa comunicación de armonía
universal que rebasa fronteras y sobrepasa culturas comenzó a surtir el efecto seductor
de la música que amansa a las fieras.
Y esto es por lo que digo que,
la mitad
de la armonía será nuestra y la otra mitad de los demás.
El
Tai-chi-chuan es el encanto de una sonrisa.
Armonizador
de buen grado.
Mitad
nuestra, mitad del otro.
Como la luminosa sonrisa,
“la
mitad de tu sonrisa es para ti
y
la otra mitad
para
el mundo”.
Artículo Original de FELIX BARGADOS.
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