TAI-CHI:
EL CAMINO SILENCIOSO
EL CAMINO SILENCIOSO
“Hay muchos caminos.
Y...lo que marca la diferencia diferencia de un camino a otro, no son los hechos;
Y...lo que marca la diferencia diferencia de un camino a otro, no son los hechos;
sino la interpretación de los
hechos”
En una mercería, se deja
oír una conversación:
¿Tiene botones?
¿De hueso o de plástico?
Por favor, de hueso y un
poco de carne para que me lleve las maletas.
Tengamos cuidado de las
malas interpretaciones, que nos pueden llevar a caminos equivocados.
En el Tai-chi-chuan se
suele interpretar lo SUPERFICIAL y se yerra.
Por el contrario, si interpreta lo PROFUNDO en vez de lo superficial, seguro que acertará en el camino correcto. Y eso es porque en el Tai-chi-chuan como todo en la vida, lo esencial es invisible a la vista.
Por el contrario, si interpreta lo PROFUNDO en vez de lo superficial, seguro que acertará en el camino correcto. Y eso es porque en el Tai-chi-chuan como todo en la vida, lo esencial es invisible a la vista.
Lo esencial es el camino correcto. Pertenece al
corazón de las cosas. Al SILENCIO interior de las cosas.
Y por tanto, es invisible a los ojos.
Es por eso por lo que lo
superficial, abunda en el mundo, más que lo profundo. Y tal peculiaridad genera dos tipos de estudiantes
de Tai-chi-chuan:
Los buenos estudiantes.
Y…los otros.
La diferencia entre ambos, radica en la interpretación
profunda que hace cada uno de los movimientos que a simple vista practicamos
todos por igual.
O sea que, no es lo que
tenemos, sino como usamos lo que tenemos lo que marca la diferencia.
Los buenos estudiantes de
Tai-chi-chuan lo son porque en ellos opera el desinterés de rentabilidad y el de -la dictadura de la imagén-.
Y a la inversa, cuando un supuesto estudiante
de Tai-chi-chuan tiene muchos intereses superficiales, todo lo que tiene de artista se va a
paseo, y por ende, se van dos de las grandes virtudes que dignifican y son un clásico en el
mundo proactivo de los Artes Marciales:
Retrasar la gratificación.
Invertir en perdidas.
Ambos eccésites, son
objetivos en si mismos. Los grandes objetivos a los que se refiere el factor “TAO” (camino o senda filosófica), en ellos
debe residir la satisfacción y la felicidad. En el camino hacia una meta. Es
decir, en -el camino de la meta-, no en -la meta del camino-. Y esta, la meta
del Tai-chi-chuan, sabemos que no es una meta alcanzable. En parte, por su perfección supra-humana. Pero la
sabiduría china, nos enseña que, a menudo las metas no son para ser alcanzadas
sino para servir de objetivo en el camino.
¿Qué significa camino?
Observe el momento previo a
la comida de un lindo perrito, es en ese momento de, retraso de la
gratificación, cuando es más feliz.
Cuando ya está comiendo ya
no lo es tanto.
Observe a los niños
intentando trucos en patinete.
Una caída tras otra.
Cada caída es una perdida
en la que se invierte para disfrutar de conseguir el dominio. No para el
dominio mismo, sino que el placer está en el propio conseguir.
En el proceso.
Por tanto, más que hacer
cosas grandes, se trata de hacer cosas pequeñas a lo grande. Los objetivos serán
siempre pequeños comparados con la meta, pero siendo pequeños, son la vaca
grande que nos dará leche todo el tiempo. Y si no opta por los pequeños
objetivos a corto plazo, vivirá hipotecado por la frustración a largo plazo.
Y realmente, lo que nos gusta es lo que
sugiere la filosofía del Tao del Tai-chi-chuan:
“DISFRUTAR DEL CAMINO”.
“DISFRUTAR DEL CAMINO”.
El camino es la meta, en vez de la consecución de
un final.
En todas las empresas de la vida, -el fin justifica los medios-.
Es una máxima insoslayable que, por supuesto, hay que entender de dos modos:
1- Todo fin sea el que sea, justifica todo medio. Lo cual resulta insostenible.
2- Algún medio puede justificar algún fin, siempre que este sea suficientemente valioso para una situación concreta, en un momento determinado, y para una persona particular.
Pero podemos dejar al margen esta pequeña digresión, porque en este caso que nos ocupa, el fin NO justifica los medios.
Es una máxima insoslayable que, por supuesto, hay que entender de dos modos:
1- Todo fin sea el que sea, justifica todo medio. Lo cual resulta insostenible.
2- Algún medio puede justificar algún fin, siempre que este sea suficientemente valioso para una situación concreta, en un momento determinado, y para una persona particular.
Pero podemos dejar al margen esta pequeña digresión, porque en este caso que nos ocupa, el fin NO justifica los medios.
Los medios son el fin en si
mismo.
Todo el tiempo es el final.
El Tai-chi está hecho de camino, no de final.
El Tai-chi está hecho de camino, no de final.
El arte es el medio.
Eso sí es verdadero arte marcial para la armonía interior. Y... el camino de la armonía es lo que pretendemos. Armonía para
la calidad de vida y armonía que se trasmite a todo lo que nos rodea.
El peligro es desviarse. Por tanto cabe preguntarse ¿como saber si nos
desviamos del camino o no?
Pues simplemente
preguntándonos a nosotros mismos, en todo momento, SI LO QUE ESTAMOS HACIENDO
HOY, NOS ACERCA AL LUGAR EN EL QUE QUEREMOS ESTAR.
En esta línea argumental
voy a sacar a colación una inspiradora fábula metafórica, donde queda explicado
hermosamente.
Trata sobre dos artistas del Tai-chi-chuan:
Trata sobre dos artistas del Tai-chi-chuan:
Ambos amaban su actividad,
disfrutaban de ella.
Enseñaban a los demás a hacer Tai-chi-chuan.
Eran maestros de Tai-chi-chuan.
Enseñaban a dominar la técnica expresión más profunda del alma humana. Aprendiendo sobre el auto-conocimiento interior y a expresarlo.
Sus ARTES evocaban el misterio inefable.
Experimentaban juntos el interior del alma humana. Porque lo que conmueve al hombre es la expresividad del Arte; esa expansión de su interior que los hace solidarios
Enseñaban a los demás a hacer Tai-chi-chuan.
Eran maestros de Tai-chi-chuan.
Enseñaban a dominar la técnica expresión más profunda del alma humana. Aprendiendo sobre el auto-conocimiento interior y a expresarlo.
Sus ARTES evocaban el misterio inefable.
Experimentaban juntos el interior del alma humana. Porque lo que conmueve al hombre es la expresividad del Arte; esa expansión de su interior que los hace solidarios
con la sensación de
pertenecer a la misma tierra.
Pero… uno de ellos planteó una vez, conseguir más alumnos, en un alarde de cacareado progreso, y
empezó a motivar a la gente a hacer Tai-chi-chuan para la elegancia externa, a
expresar un hacer más espectacular que los demás. Y para ello, se planteó unas
limitaciones de estética e incluso unos patrones prefijados de movimientos de uso
estandar e inamovibles. De hecho los motivos originales ya no resultaban prácticos para este
objetivo. Así que se dedicó a competir
en estética posicional, y a ser mejor que los demás. A veces aprovechándose de
la picaresca de hacer gimnasia y elasticidad para volver sus posiciones más
bajas y amplias, utilizando la trampa que se deduce de toda Ley, y a resultar
campeón de hacer TAI-CHI decorativo.
¿Curioso?
¿Curioso?
Nos resulta tan extraño y a
la vez tan familiar…
El otro, se ha convertido
en Maestro sublime.
Diletante pero formativo.
Enseña a enfrentarse a uno mismo, sin ninguna prisa.
Al dominio personal en las dificultades.
Enseña los secretos del “arte por amor al arte”.
Del primor de conocerse y expresarse, a disfrutar de la técnica, a sentir los Secretos técnicos sutiles.
En ese proceso, sus alumnos van descubriendo un mundo dentro de si mismos.
Intimo.
Profundo.
En sentido contrario, sería corto de miras no admitir que el que hace una cosa con miras a otra, no quiere la cosa misma que hace, sino aquella por la cual hace la primera.
Diletante pero formativo.
Enseña a enfrentarse a uno mismo, sin ninguna prisa.
Al dominio personal en las dificultades.
Enseña los secretos del “arte por amor al arte”.
Del primor de conocerse y expresarse, a disfrutar de la técnica, a sentir los Secretos técnicos sutiles.
En ese proceso, sus alumnos van descubriendo un mundo dentro de si mismos.
Intimo.
Profundo.
En sentido contrario, sería corto de miras no admitir que el que hace una cosa con miras a otra, no quiere la cosa misma que hace, sino aquella por la cual hace la primera.
Bien sentado lo anterior, quien opine que lo mismo es -ser- que -parecer-, dirá que ambos hacen lo mismo, porque:
Usan la misma indumentaria.
Usan las mismas formas.
Usan la misma temática.
Pero aludiendo a la inteligencia, esta no
puede hacer otra cosa que comparar. Y al comparar, entendemos que al igual que
no se confunde prisa con velocidad, ni el tocino con la velocidad, no deberíamos
confundir la belleza con la excelencia, ni siquiera la perfección con la excelencia.
Uno puede ser más espectacular que otro, pero esa belleza del primero o la
perfección, no le hace mejor que el segundo, solo más perfecto o más
espectacular. “Mejor”, es otra cosa muy diferente que depende de los mensajes
subliminales que de ambos se desprenden, los cuales son totalmente disímiles, por
no decir contrarios:
Uno, es el camino
utilitario, lleno de intereses. La
mascarada del interés por los resultados
superficiales y ornamentales, emolumentos y ganancias, jactancias, recompensas
y sobre todo, envanecimientos que alimentan los
egos y que sugieren ser mejor que otros.
Podría decirse que es el
estiércol de la gloria.
Ante este panorama, muchos
se dicen a sí mismos ¡Ya le encontré el sentido a la vida…era para el otro
lado¡ Pero no lo crea, lo contrario tampoco es bueno: Lo contrario es no dirigirse a ningún
lado. Un camino sin objetivo. Y el que no sabe a donde dirigirse, puede acabar
en cualquier lugar.
Estos son los típicos que
aprenden formas y formas de Tai-chi-chuan, y ejercicios y ejercicios de Chi-kung
sin ton ni son con una ignorancia enciclopédica. Y cuando consigan aprender
Tai-chi, no van a recordar para que lo querían.
El otro no es precisamente lo contrario, sino
el camino del medio, el camino
no-utilitario pero con objetivo.
Con objetivo SILENCIOSO, personal.
“Formativo y recreativo”.
De profundidades.
De sensibilidad, armonía, recogimiento interior, integración, éxtasis.
Y como último propósito, liberarse de la tiranía del ego...
y de la necesidad
de superar
a otros.
Con objetivo SILENCIOSO, personal.
“Formativo y recreativo”.
De profundidades.
De sensibilidad, armonía, recogimiento interior, integración, éxtasis.
Y como último propósito, liberarse de la tiranía del ego...
y de la necesidad
de superar
a otros.
Artículo Original de FELIX BARGADOS.
Todos los derechos reservados
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