TAI-CHI
EL SUBLIME ARTE
MARCIAL
“Tomar una parte por el todo,
nunca ha sido buen negocio”
Una de las falacias más
conocidas ha sido generalizar una parte pequeña de una cosa sin tener
argumentos para ello. Muchos son los que defienden una parte del Tai-chi-chuan
en detrimento del resto de las partes. A esta común sordina se conoce como “el árbol
que impide ver el bosque”. Y...
“si te pierdes el espléndido
bosque del Tai-chi-chuan,
te pierdes la senda sublime del tan verdadero
como maravilloso camino de transformación interior y de liberación en donde
todo es bueno, porque comenzarás a experimentar la magia de la vida en toda su
fascinante magnitud!”
Volviendo de nuevo al tema de rigor, tras esta pequeña emotividad que me brota por los poros, nunca se ha subrayado
lo suficiente que el Tai-chi-chuan sea un arte marcial en el sentido integral de
cultivo personal y del auto-enriquecimiento al completo de la persona.
“¡ Un arte marcial para vivir una vida increíble, para
ser feliz y para triunfar…! “
Ni que decir tiene que,
inherente a este auto-enriquecimiento, se encuentran, el mejoramiento físico,
de la salud, atraer armonía intra-personal e inter-personal a nuestras vidas y
otras muchas cosas que no viene ahora a colación celebrar, porque el tema que
nos ocupa es aclarar de una vez por todas, qué es un arte marcial y demostrar en
qué sentido el Tai-chi-chuan destila arte marcial por todos sus poros. Pero
para ello, desde el buen criterio que humildemente nos permita nuestro
entendimiento, tendremos que desmontar las mechas de malentendidos que
obstruyen con materia extraña, al inocente principiante en Tai-chi-chuan.
“Así podrá armonizar en verdadero ARTE
MARCIAL para transmutar el cuerpo y mente al líquido elemento que somos, y que
en sus ojos se vea el espíritu claro de una mente que lo refleja todo y no
atrapa nada…”
Parece fuera de toda
discusión, que el término “arte marcial” tenga un origen japonés
-Bujitsu- Y que más tarde, con el paso del tiempo se haya transcrito al inglés como
-martial arts-1.933 (de la guerra)-
-Bujitsu- Y que más tarde, con el paso del tiempo se haya transcrito al inglés como
-martial arts-1.933 (de la guerra)-
Por último y siguiendo nuestro hilvanado, se ha conocido en castellano
bajo la interpretación de -arte marcial-
“Un ARTE MARCIAL portentoso,
para personas extraordinarias, que deseen aprender a mantenerse en un
equilibrio tan perfecto como feliz, incluso en las situaciones más adversas.”
Lo suyo ahora es reconocer,
que este término no se debería atribuir, como se atribuye en demasía, a las
decimonónicas prácticas japonesas, sino a las asiáticas en general, y con ello
me refiero a las chinas. Aunque si bien
es cierto que está justificado porque los japoneses fueron los primeros en
exportarlas a los demás países, y después a Occidente.
En cuanto al arte marcial
Chino, aunque desde antiguo no se estilara definirlo exactamente como “arte
marcial”. De un modo indirecto y desde el albor de los tiempos, ya se hacía con
términos como “Kung-fu” (maestría) “Chuan” (puño o boxeo) de “Tai-chi-CHUAN”.
“Whu-shu” es el término
actualmente aceptado, tras el nacimiento de la Republica Popular
China para designar el concepto “arte marcial”. Pero este término ha resultado
ser una réplica japonesa (del Bujitsu), con el significado literal de “detener
la guerra”, paradojicamente aceptado como un sistema más estético que marcial,
como también han hecho los japoneses en la actualidad. De modo que siendo
precisos y fieles al tema que queremos explicar, lamentablemente ciertas
prácticas tanto japonesas como chinas, ya no se adaptan al significado del
término “marcial” como tal.
“ Un término de misteriosa
belleza y coherencia que trasmite desde el corazón al ambiente, abrumadora
armonía y fortaleza contagiosa. “
Otro indicador interesante
del insidioso desconocimiento sobre el significado del término “arte marcial”, es la falta de tacto existente sobre este tema,
al incluirlo negligentemente bajo el término de deporte.
Nunca se ha subrayado lo suficiente que el término arte marcial no se debería identificar (aunque así venga en muchos manuales) con “deportes de combate o lucha” bajo la simplista intención de clasificarlo con otros deportes de combate. Porque todos los deportes de combate y lucha están basados en patrones codificados y se realizan bajo la tiranía de un marco competitivo institucionalizado y reglamentado.
Nunca tuvo el arte marcial ese tipo de restricciones deportivas tan habituales y tan poco acertadas para un buscador de la verdad, y tampoco nos parece correcto que así sea,
como tampoco tiene el sentido grosero de entenderlo como una defensa personal improcedente para una supuesta sociedad civilizada, ni mucho menos el infantilismo de un sistema para pelear,
o peor aún, el deslumbrón de un puro espectáculo decorativo, que no es más que una payasada para ocultar la propia falta de formación y confundir la información ajena.
Nunca se ha subrayado lo suficiente que el término arte marcial no se debería identificar (aunque así venga en muchos manuales) con “deportes de combate o lucha” bajo la simplista intención de clasificarlo con otros deportes de combate. Porque todos los deportes de combate y lucha están basados en patrones codificados y se realizan bajo la tiranía de un marco competitivo institucionalizado y reglamentado.
Nunca tuvo el arte marcial ese tipo de restricciones deportivas tan habituales y tan poco acertadas para un buscador de la verdad, y tampoco nos parece correcto que así sea,
como tampoco tiene el sentido grosero de entenderlo como una defensa personal improcedente para una supuesta sociedad civilizada, ni mucho menos el infantilismo de un sistema para pelear,
o peor aún, el deslumbrón de un puro espectáculo decorativo, que no es más que una payasada para ocultar la propia falta de formación y confundir la información ajena.
Con tales holguras, y
puesto que se avizoran tantos peligros por denominar impropiamente arte marcial
a esas imposturas y por la dificultosa distinción entre lo real y lo farolero, vamos
a analizar primero el término, definiendo lo que significa Tai-chi-chuan, brevemente. Después analizaremos los términos “arte” y “marcial” para hacernos
una idea más exacta de lo que nos interesa. Y lo que nos interesa es...
“ Una idea vivificante que se
nutre, en nosotros, de energía Chi del cielo y de la tierra, en un caudal de
inagotable vitalidad. “
Tai-chi-chuan
Por lo que respecta al
Tai-chi-chuan que es lo que por ahora nos interesa, está compuesto de dos
conceptos. Uno es el Tai-chi, difícil de traducir ya que no existe ni palabra, ni concepto análogo
en castellano. Pero arriesgándonos a una traducción, podemos expresarlo con las
palabras “máximo supremo”, queriendo expresar con ello la sublime danza
armónica en su máxima perfección que no es más que un máximo supremo al que hay
que aspirar. El otro concepto es “Chuan” que significa literalmente “puño”
“boxeo del puño” o para ser mas exactos “el arte marcial del puño” y viene a
significar la idea del “Tai-chi” hecha carne. Para decirlo con otras palabras
el sistema de armonía suprema puesta en el cuerpo. Pero esto todavía no nos
aporta ninguna idea clara de en que sentido el Tai-chi-chuan es un arte
marcial.
“Un ARTE MARCIAL
genial para liberar dignas batallas contra uno mismo.
Un ARTE MARCIAL
tan delicado como escurridizo en destilar magia energética y en llenarnos de
generoso virtuosismo. “
Arte
“Arte es aquello que los hombres llaman Arte”
Con esto quiero expresar la
ambigüedad del esta idea, porque su concepto ha cambiado caprichosamente a lo
largo del la prehistoria y la historia.
EL TERMINO ARTE ENTENDIDO
BURDAMENTE
-Primero, el Arte tuvo una función
mágica o religiosa durante la prehistoria del hombre, la historia y para el que
quiera verlo ahora.
-El Arte también fue
considerado como medio de expresión estética con tres objetivos prioritarios:
enseñar, conmover y complacer.
-Después fue sinónimo de habilidad o destreza. Pero ha de saber
que “copiar” una habilidad no es un Arte, sino una artesanía. Y si encima lo que copia no tiene sentido y/o
coherencia, no es ni siquiera una artesanía,
sino una tontería.
Porque en definitiva “arte marcial no es lo que creemos, es algo que creamos”
POR ULTIMO LO QUE
VERDADERAMENTE ENTENDEMOS POR ARTE
-Lo que mejor se adapta a su
significado, es el de una actividad
creadora en una libertad de expresión.
Cuya meta más profunda y enriquecedora es desvelar algún significado
oculto y aún desconocido bajo la superficialidad de las apariencias. El artista
consulta a su propia imaginación, con la intención de averiguar cosas aún por
descubrir de su propio interior como el de los demás y de la filosofía. Pero al
imaginar en agradable contemplación, y por tanto bajo un estado especial de
consciencia modificada, no crea un mundo imaginario al uso, sino que lo que
hace es vislumbrar un sentido oculto pero auténtico, bajo el mundo visible y
real.
“ Un nuevo
mundo, tremendamente seductor, con aureola de misterio, Un mundo en donde a
través del estado modificado de conciencia, el tiempo discurre más lentamente,
Un mundo feliz suspendido de la eternidad, de la NADA , donde una densa calma
se apodera de mí...”
Marcial
“Marcial se atribuye
comúnmente a lo que no es Marcial”
Digo esto, porque marcial
no siendo una palabra ilegítima, es sin embargo, una palabra ilegítima para
nosotros. Me explico: el sentido etimológico del término marcial nos retrotrae
a la tradición latina.
LO QUE SE ENTIENDE BURDAMENTE
POR MARCIAL
Un buen punto de partida
que aporta claridad al término Marcial es el que lo vincula al dios Marte.
Nacido de la diosa Hera (mujer de Zeus) por motivos oscuros.
A saber que, Hera, celosa del nacimiento de su hija Minerva como diosa concibió a su hijo Marte, sin intervención de su marido Zeus, como una orden divina, y así Marte nació imperfecto. Marte, falto del principio masculino es imperfecto y siempre en lucha.
Falto del uso de la inteligencia (no digo de la inteligencia, sino del uso de ella) y temple, se muestra impetuoso, agresivo. No piensa ni reflexiona, es producto de una orden y capaz de responder a órdenes sin cuestionamientos. Así como dar rienda suelta a su agresividad sin templarla previamente.
A saber que, Hera, celosa del nacimiento de su hija Minerva como diosa concibió a su hijo Marte, sin intervención de su marido Zeus, como una orden divina, y así Marte nació imperfecto. Marte, falto del principio masculino es imperfecto y siempre en lucha.
Falto del uso de la inteligencia (no digo de la inteligencia, sino del uso de ella) y temple, se muestra impetuoso, agresivo. No piensa ni reflexiona, es producto de una orden y capaz de responder a órdenes sin cuestionamientos. Así como dar rienda suelta a su agresividad sin templarla previamente.
POR ULTIMO LO QUE HAY QUE ENTENDER
POR MARCIAL
La causa de ese celo fue
porque Zeus se tragó a su amante embarazada y concibió a Minerva en su propia cabeza, de donde salió
investida como diosa de la guerra en armadura, escudo y lanza. Minerva, sin embargo, es símbolo de inteligencia, templanza, calma y reflexión.
Se refiere a la superación personal, a la lucha contra uno mismo para ser
mejor.
Los romanos fueron los
primeros en adorar a Marte como dios de la guerra, como es de esperar en un
ejército altamente organizado de militares (órdenes, ímpetu destemplado y
agresividad). Y después también lo hicieron impropiamente las Artes de la guerra, encomiando a Marte en vez
de a Minerva.
Por eso el arte del guerrero
deberían ser un arte minérvico (la auto-superación
del guerrero) en vez de un arte marcial (la agresividad militar irracional). Pero seamos normales y dejémoslo en arte marcial
como lo dice todo el mundo y entendámoslo como arte minérvico, más ajustado a
lo que se quiere expresar. Ya sabe como dice el clásico: “entender lo que se quiere
decir, en vez de lo que digo”.
“Porque como dijo acertadamente
Lao-Tse, la verdad no puede expresarse en palabras, pero a mí me gusta contarle
cosas a personas excepcionales como usted, aunque sólo fuese por puro gusto y
de paso elogiar el SILENCIO.”
La verdad, nos parece ilógico
en cierto sentido, como se han conformado artes similares de los que NO PODEMOS
COMPARTIR SU MALINTERPRETADA IDEA DE AGRESIVIDAD y que ya no hay forma de
desasnar su entuerto. Ya que lo que vemos en muchos supuestos artes marciales tracamundanos,
es la agresividad y violencia del
modo en supervivencia de la mente, por mucho que algunos defiendan, de palabra, la idea de aprovechar la fuerza del contrario, lo cual es peor aún, es sólo de
boquita, en vez de la armonía y paz que la diluirían.
TAMPOCO TIENE EL SENTIDO DE GANAR UNA
COMPETICIÓN NI LA FORMA DE
CONSEGUIR CUALIDADES FÍSICAS (aunque la tendencia actual, por ignorancia, es dárselo).
De
modo que el arte marcial de verdad, NO EL TERGIVERSADO POR LA TENDENCIA SOCIAL
DEPORTIVA NI EL DEFORMADO POR LA BESTIA NEGRA QUE
TODOS LLEVAMOS DENTRO, ha sido interpretado, por otras personas con menos
retraso del habitual, como un sistema que resalta inspira y edifica valores del
tipo:
-Armonía y felicidad interpersonal.
-Conciencia social.
-Eliminación de defectos personales
malignos para uno mismo y la sociedad.
-Finalizar y evitar todo tipo de
conflictos, incluso los que se ocultan en el pensamiento.
-Y sobre todo la humildad. A saber que
este es el fondo de toda creación artística. Sin humildad no hay disfrute de
nada, pues las cumbres son altas si tenemos que mirar hacia arriba y la visión
de una evolución más elevada solo lo es si tenemos que alzar la vista. Por eso
hay que ser pequeño para ser grande.
Para ello, el arte marcial reproduce
la vida en pequeño. Y como la vida es lucha, combate continuo que nos hace ser
mejores si lo enfrentamos correctamente, el arte marcial nos enfrenta a
problemas concisos y joviales que exigen un prolífico desarrollo de las
habilidades energéticas y de sentir las intenciones adversas con armonía. Con
un enriquecimiento de los problemas de combate imaginarios deliciosamente
tratados, que nos permiten trascender el plano de conocimiento popular y adquirir
una comprensión continua y completa de lo que sucede en cada momento y
adaptarse a ello con la inmediatez que puede proporcionarnos el tacto e
intuición bien entrenados.
Ese es nuestro enfoque alentador de
lo que significa ARTE MARCIAL. Y así de forma indirecta, sin pensar en ello,
que es como verdaderamente mejoran las cosas, se ven mejoradas muchas áreas de
nuestra persona: el físico en forma, el poderío mental, la mejoría de la salud,
la fuerza de una gran moral…
Y con todo esto hemos dicho demasiado,
porque aunque muchas afirmaciones expliquen muchas cosas, en realidad, dejan
otras muchas por explicar. Pero el mérito, si es que hay alguno, es explicar
mucho de lo que no se suele hablar porque no se quiera hablar de ello, quizá
para no dejar ver lo que se oculta bajo la alfombra.
Es bueno trasmitir conocimientos
verdaderos en vez de guardarlos, porque claro está, que lo que no se da se
marchita, y lo que se da florece a la luz de nuevos entendimientos, para que
cada vez haya menos que hablamos de lo que no entendemos, y que así podamos
entendernos un poco mejor. Y que no se huya de los propios fantasmas eludiendo
de largo los temas que habría que resolver, como este que nos ocupa, para que
no se viva nadando sobre un mar de verdades revueltas en una galerna de
confusiones, que mantienen en sombra y niebla la lámpara de la sabiduría.
“ Una sabiduría
magistral, que nos enseña de manera brillante a ser conscientes de que más que
seres humanos con una experiencia espiritual, somos seres espirituales con experiencias
humanas. “
Y como seres espirituales podríamos
eludir cuestiones, pero la experiencia humana nos anima a hacerlos patentes, y
ya sabe que a veces, se eluden los temas conflictivos, de este modo, parece que
no se miente porque la renuncia a actuar es menos visible que la actuación. Así
es el sesgo de omisión que nos lleva a barrer el problema bajo la alfombra y
tras los armarios. Pero yo creo que el que no forma parte de la solución es
parte del problema. Y así es como se potencia el problema, eludiendo a veces
con palabras resonantes para darse importancia, sobre partes que se presumen
mejor que el todo, sobre estética y postín que se supone superen la
espiritualidad, pero que en definitiva, alejan a todos de la verdad. Y esto se deja ver en los proverbiales dichos
que en pueril pleitesía se han propagado como la mala hierva:
“yo hago Chi-kung que es mejor que el
Tai-chi-chuan marcial”,
“me gusta más la forma que el empuje
de manos sensitivas”,
“yo practico Tai-chi para mi salud no
el otro”.
Todo esto argumentado como criterio de verdad, sin
percatarse de que todas esas cosas son “trampas de la ilusión” o “idealismos
estériles” producto de falacias de lógica del tipo, toda caja de leche tiene
una foto de una vaca, así que cada vez que vea la foto de una vaca es una caja
de leche. Pero sabemos que podría ser una tableta de chocolate. Del mismo modo,
si un profesor de Tai-chi-chuan tiene buena salud y energía, incluso cualquier
persona inteligente podría ser llevado a un sesgo de lógica. Por ejemplo el de
que practicar Tai-chi-chuan nos aportaría buena salud y energía sí porque sí.
Lo que nos puede llevar a tomar una parte por el todo y a naufragar en el
intento, porque recortar el arte no lleva al mismo objetivo, incluso podría
llevar a un objetivo contrario e incluso perjudicial.
“ Sacar el
provecho del Tai-chi-chuan integral, como lo fue siempre, ¡fascinante! como fue
hace siglos ¡extraordinario! y como será
en el futuro ¡magnífico!. Porque siempre que alguna
persona lo reviva desde lo más profundo del corazón en plena integridad, el
ARTE MARCIAL verdadero seguirá vivo en el sentido más amplio del término…
Y LATIRÁ
EN EL MUNDO.”
Para explicar mejor la necesidad de
mantener íntegro el Tai-chi-chuan si se quiere que tenga un valor, escojamos por
ejemplo el fútbol. Si un futbolista se pavoneara cascando:
“que el hace carrera sobre césped sin
balón que es mejor que fútbol”,
o “que el silbato del árbitro es
mejor que el balón y que se va a dedicar a partir de ahora a tocar el silbato”,
o “que practica fútbol para la salud
sin balón”
¿Qué pensaría? ¿Lo vemos claro
ahora? Que basta colocar bien las
trampas y los ciegos caen en ellas.
Por el contrario y por razones
fáciles de comprender, se llega al éxito a través del buen entendimiento del
arte marcial integral bajo la filosofía Taoista que lo imbuye. Nunca enseñando
ni aprendiendo una parte del todo que no significa nada ni tiene coherencia. Y la
mayor parte de las veces, tanta culpa tiene el que enseña como el que aprende,
ambos con visos de no estar informados.
Pero se puede ocultar algo a alguien
todo el tiempo, y a todos durante algún tiempo, pero no se puede ocultar a
todos durante todo el tiempo. Al final todo sale a la luz y se acaba sabiendo,
tarde o temprano. Para entonces ocurrirá como hemos visto en otras ocasiones, y
nos recuerda al cliente irritado que reproche al sastre haberle puesto una sola
pernera al pantalón en vez de dos, a lo que el sastre replicará -como usted no me había dicho nada…
Por tanto, si agudizamos la
sensibilidad e intuición por un momento, nos daremos cuenta que la verdad se
corrompe tanto con las medias verdades, con la mentira, y también con el
silencio, porque el silencio también habla, e incluso el silencio puede mentir.
Y miente…
vaya que si miente…
Pero mi lealtad al Tai-chi-chuan me
haría hablar incluso a boca de cañón, porque nada hay más alto que la lealtad,
claro está, excepto el honor.
Y
para concluir, no hay que dejarse confundir por nadie, ni siquiera por nosotros
mismos, fijando metas fantasiosas, ni sucedáneos estéticos, ni atajos hacia la
salud.
Todo
lo que se necesita es encontrar el camino. Un camino que permita seguir la
evolución consciente, teniendo claro lo que se hace. Abriendo el corazón
creativo y el cuerpo mas receptivo y sensible de lo habitual.
De
esta manera podremos acercarnos por el sendero hacia la cima de la montaña.
De
todo corazón.
Con
todo el espíritu.
Con
toda la vitalidad.
Toda
la mente.
Sin
pensamientos de pasado ni de futuro, des-identificado de su pensamiento, completamente
centrado.
Con
las emociones LIBERADAS DE TODA TENSIÓN INCÓMODA. Solamente atento y dinámico.
Con
el cuerpo completamente relajado,
energizado
y abierto a la vida
que
no es poca
bondad.
FELIX BARGADOS
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