viernes, 24 de abril de 2015

Abanico de Tai-Chi ,Ma-Tsun-Kuen.

ABANICO  DE  TAI-CHI
Ma-Tsun-Kuen
Abanico félix Bargados
 Autor: Félix Bargados.

“El mapa más exacto del mundo es totalmente inútil, si el mapa no tiene ningún significado o si tiene uno falso”
        
Aunque los tiempos han cambiado, y el Tai-chi contemporáneo, cual ave fénix, ha recuperado parte de la autenticidad que tuvo en su época dorada haciéndose eco de su "Camino Supremo", todavía merece la pena aventar ciertas cosas, porque como del advertir nace el reparar, sirva para evitar el recurrente error de la inutilidad del trabajo con abanico debido al soslayo de la comprensión de su finalidad.

El trabajo de abanico sin significado sería algo de tamaña simplonería que no merecería la pena ni aprender, ni practicar.
Uno con significado quimérico menos.

Quiero expresar con esto que, si bien es lícito alimentar dudas sobre el absurdo de practicar abanico de pandereta, sin conocer su significado, no lo es menos un hecho que quizá debamos aparcar porque carece absolutamente de sentido. Me refiero al malentendido que se ha propagado como la yesca, sobre la finalidad de un significado falso, puramente decorativo, ornamental, estético, y obviando por estulticia, otorgar prioridad a sus verdaderos atributos.
Pues esas incongruencias no son mayores que las que se otorga al Tai-chi-abanico con un fin en si mismo, con un fin en el trabajo de abanico en si mismo. 
Sentado esto, ni que decir tiene que, la práctica del abanico no posee un fin en si mismo, sino el ser un medio para conseguir algo diferente, algo hermoso por espiritual.
  Como es bien sabido, el fin no es practicar abanico, sino que la práctica del abanico está construida sobre sagrados movimientos que nos ayudan a viajar hasta lo más profundo del alma humana, y transformarla en pura como el agua cristalina, translucida como el cristal y pulida como un espejo claro.
El abanico es una excusa externa, una excusa más para promover que la energía florezca hacia las manos en favor de su apertura-cierre, para propulsar energía hacia fuera, en este caso al abanico y dejarse mover por ella, en este caso desde el abanico. 
Y, en general, para acariciar el viento, para ser como el agua, para detener el tiempo en momentos plenos de eternidad.

Pero para comenzar por el principio y en aras de contextualizar el uso del abanico y concluir en su verdadero y profundo significado, antes tomaremos impulso atrás porque así como la vida se vive hacia delante, se comprende hacia atrás.
Tan atrás que se remonta a tiempos del homo-igneus. El abanico se conoce por primera vez en tiempos prehistóricos junto al dominio de la “llama de luz”, para aventar las brasas.
Prehistoria.
Los descubrimientos arqueológicos nos lo sitúan por vez primera en el imperio egipcio, con el uso de apartar los mosquitos del Faraón.

En China, la tradición del abanico se remonta al 2.500 A.C. Atribuyéndose la invención a la hija de un mandarín, que ante un calor sofocante en un baile de disfraces, a fin de refrescarse pero evitando mostrar el rostro prohibido de mujer, comenzó a agitarlo a gran velocidad. Al ser imitada por otras mujeres, nació el “pay-pay” o abanico de una pieza rígida.
Pronto el abanico en China tuvo otros usos, el abanico paso a ser un objeto utilizado más bien por los hombres, que lo portaban en el cinturón o manga del kimono. Usado para apoyo de la comunicación verbal, a base de dibujar ocasionalmente, con el en el aire, caracteres chinos.

El abanico plegable “Sentsu” fue inventado en Japón inspirándose en las alas de un murciélago. Pero pronto  evolucionó a uno de varillas metálicas “Tessen” que comenzaron a usar los samurais, como arma oculta. Cuando estos entraban en la casa de un gran señor, debían dejar las armas a la entrada. Para no sentirse desprotegidos, entraban con el abanico metálico, que al no considerarse arma se les permitía portarlo. En definitiva, las cosas como fueren, tener un abanico en la mano, muchas veces significaba la diferencia entre morir o vivir.

Abanico de metal
El abanico se introdujo en Corea, y de ahí paso a China.
En China, el abanico evolucionó a uno más ligero y de puas envenenadas incrustadas, pero que eventualmente también podían ser lanzadas. Este, se podía usar tanto plegado, a modo de porra o arma blanca punzante, como desplegado para desgarrar o para defenderse como un escudo ante armas arrojadizas. Asimismo solía incorporar trozos de metal para deslumbrar, y un cordel para poder usarlo como arma arrojadiza del tipo “manguan” (maza de cadena).
  Manguan
Entonces se desarrollaron técnicas de autodefensa y se incorporaron, como agua para chocolate, a la filosofía de cada arte marcial.
En el caso del Tai-chi se incorporó a su filosofía, refinado en provecho de sus principios Taoistas y, por supuesto, con todas sus aplicaciones marciales de la “no resistencia”, que aportan el sentido de donde hay que llenar-vaciar la energía y donde inhalar-exhalar, puesto que eso depende únicamente del adversario hipotético y de la energía que cambia con entre ambos en un entrelazado complementario e intercambiante.
Así funciona el arte marcial verdadero.
Pero de forma oficial, se incorporó relativamente pronto. Fue en 1.970 y su incorporación vendrá marcada por la influencia de la nueva gimnasia del régimen Maoísta, en algunas ocasiones pervertida hasta los tuétanos, cuando ha llegado a ser objeto de atención prioritaria el estirado goce estético y del placer de ser observado,  para vestir egos con halo de misticismo. Conformando el sistema como una casa en restauración, que le quitan todo lo de adentro y sólo queda la fachada.  A esta impostura, y como no puede ser de otro modo, no podemos sumarnos, pero si mencionarlo, aunque sabemos que no hace tanto bien en el mundo la verdad como daño hacen sus apariencias.
Gimnasia china
El abanico llega a Occidente a través de tres vías:

 La primera se vehiculó  gracias a Hernán Cortes. Al cual, el rey Moztezuma le regaló varios abanicos de plumas para refrescarse, y como ornamento de puro escaparate.
Hernan Cortes y Montezuma.
Seguido a corta distancia por la introducción a través de los Jesuitas que intentaron cristianizar China y Japón. En esa época, el abanico rompe aguas con el uso del mismo como lenguaje secreto de complicidad amorosa, y así es como llegó a la Corte de Versalles. Para coquetear y flirtear a diestro y siniestro.
Versalles
Existe una tercera vía, a través del Tai-chi. Esta es una vía mística de la que casi nadie parece darse cuenta de para que sirve. Y ahí es donde radica el malentendido. Ahora parece obligado plantear alguna candente pregunta:
¿Qué tipo de Tai-chi-chuan es el de la tercera vía?
¿El ornamental a modo de Moztezuma, el mariposeo de Versalles, o el híbrido de Moztezuma en la Corte de Versalles?
Hasta donde yo sé porque también en el pasado he padecido el error, parece que a muchos solía perseguirnos la sabiduría, pero íbamos más rápido, abismados a practicar como una panacea suprarracional de resonancias peregrinas que obedece a una providencia de cielos prometidos. O sea, con el de, no se porque se hace tal y cual cosa, pero si mucha gente lo hace algo bueno tendrá. Y... en último término queda el motivo chirigota a modo de “efecto Moztezuma” o el del “efecto Versalles”. 
En definitiva, que se roba el supuesto arte y después se le inyecta la belleza esteril en un nuevo mundo que gusta de la exaltación del facilismo y la vulgaridad, en detrimento de sus virtudes que se pierden como los ríos se pierden en el mar..
Confundir en Tai-chi-abanico lo bello con lo bueno, sería un craso error. Pero no lo es menos practicar Tai-chi-abanico por belleza bobalicona.
 ¡Si! simple y llana belleza, eso que dicen que no importa, pero que es lo que más preocupa. 
Eso que, como la "Bella" dijo a la "Bestia", reside en el interior...pero se busca en el exterior.
Y lo cierto es que siendo por eso, porque esforzarse habiendo cosas más lindas y más fáciles, como el baile regional o la zumba. Lo respondo yo mismo: porque las estrecheces de espíritu desembocan en testarudez.
Y por si fuera poco, en un panorama próximo pero distinto, hay personajes con motivos que buscan a tientas. Y lo afirmamos porque cuando les preguntan sobre el motivo, y a la experiencia me remito, se suele naufragar al argumentar motivos de abracadabras propios de trasgos, tan irrisorios que rayan la impudicia, como puede ser la bobería de mejorar la artrosis de los dedos ¡Los dedos de la mano derecha! 
Primero y para responder a tonterías con el mismo arma: que si mejora la artrosis, el individuo empeora. Y lo que se necesita es que la artrosis empeore para que el individuo mejore. 
Segundo que, aunque fuese verdad, el abanico se maneja sólo con la derecha. A lo que pienso que si fuera por eso, más valía mover los dedos y la muñeca con el acordeón o el ganchillo. O el combo de ambas actividades, es muchísimo más completo y menos complejo.

Somos conscientes de que la verdad absoluta no existe, y eso es absolutamente cierto, pero  aún así, no está de más que plantemos cara a lo que de un tiempo a esta parte se nos antoja como una maldición aseveradora de valores inversos. Pues es inevitable reconocer que el malentendido se multiplica cuando en más de una ocasión hemos visto como al decir la verdad se cae en el pozo del mentir. Me explico. El tema es que no cumpliendo el triple atributo “arte marcial, salud, estética”, de todos los que lo defienden aseguran cumplir. Pero es imposible hacer lo que no se conoce. Eso es como querer que las alas arraiguen y que las raíces vuelen, que es lo mismo que decir que nadie puede enseñar lo que no sabe ni interesa.

-Oye Jaime, que es peor, la ignorancia o el desinterés.
-No lo sé, ni me importa.

Chanzas a parte, todo esto nos lleva a patentizar que en la vida humana palpita una conducta muy recurrente: predicar y no practicar . A saber que, practicar nunca mató a nadie, pero ¿para que arriesgarse?

Esto al margen, y volviendo al tema nuestro, la forma de abanico contiene todas las posturas del Tai-chi-chuan a mano vacía, relajado, despreocupado, sin resistirse al suelo, penetrando internamente como si se tuviesen raíces y absorviendo energía, siendo consciente del espacio entre los brazos y el cuerpo, así como de la relación entre ambos brazos que se elevan mientras el cuerpo se hunde y que se caen mientras el cuerpo se eleva. Siendo consciente del eje central que permanece constante dentro del ciclón de cambios  cada postura es precedida de “transiciones” que corresponden a los cambios del oponente y son los caminos que conducen a la postura. O sea que, la forma de abanico consta de transiciones y posturas. Las posturas son la expresión energética simplificada y cristalizada de diez mil ondas que se ocultan bajo su potencial adaptativo, mientras que las transiciones son el “arte”, el camino creativo para llegar a esa hermosa expresión, y por eso es extremadamente importante depurarlas.
Y en el estilo Ma-Tsun-Kuen magnificamos su importancia. Magnificamos la importancia de la postura en general.
Las posturas del abanico tienen su base y han sido refinadas desde las técnicas de mano vacía. Las denominaciones de las mismas, son unas veces figurativas (del tipo paisaje primaveral en la tierra) y otras descriptivas (del tipo cerrar el abanico).
Primavera
La forma de abanico se denomina “TAI-CHI-FAN”.
FAN significa ABANICO.
TAI-CHI significa “MAXIMO SUPREMO”.
Forma se traduce por TAO-LU, que significa “secuencia”. Dando a entender que toda la forma se entiende como un único movimiento.
TAO-LU TAI-CHI-FAN sería la forma de abanico del máximo supremo.

Como anteriormente hemos aseverado, cuando se practica la forma de abanico; como es una forma muy hermosa, puede caer en el error de confundir la plenitud con el ornamento. La diferencia estriba en que como ornamento, lo hará por lo llamativo e impresionante y para que la gente se pare a mirar. Mientras que el estudiante de corazón blanco, en plenitud, intenta hacer algo porque lo siente y desea sentir como la energía nace en las piernas se conduce en la cadera y se expresa en el abanico. Ese es uno de los motivos de peso para practicar abanico, y ahí radica una de las maravillosas novedades de la práctica del Tai-chi-abanico de buena ley.


Ahora bien, uno de los mayores peligros que nos expone el aprendizaje de una forma, es el aprender movimientos en la oscuridad de la falta de comprensión sobre el propósito y el significado de cada técnica. O sea, su aplicación.




Tan absurdo  es realizar una forma sin comprender a que “situación problema” corresponde, como  aprender un idioma sin saber que significa cada palabra, en el que cuanto más aprende, más se hundirá en el guacamole de su propio embuste.
En un proceso como el de aprender una forma de abanico, en el que, una vez sabido “que” debe de hacer; o sea, que movimiento debe hacer, debe  preguntarse “porqué”. Porqué es así y no asá. Una vez averiguado el “porqué”, el “como” ya no tendrá sentido preguntárselo porque el “como” sólo tiene sentido cuando conoce el “porqué” de tal movimiento.
De modo que, cuando alguien le explique exactamente como se realiza tal o cual movimiento de la forma de abanico, pregúntese ¿porqué?
Y automáticamente sabrá todos los micro-detalles que acompañan a ese movimiento en cuestión, no será necesario aprender de memoria si se debe tomar aire o expulsar aire, si se debe emitír energía o se está cediendo. Porque el “porqué” lo soluciona todo inmediatamente.
Sentado lo anterior, parece claro que, cuando ha solucionado un “por qué”  no tendrá problemas en el “como”.

Y por tanto, si puede decirse así: el dogma de una postura, no existe para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira.

Salta a la vista que, con la clave de preguntarse por la aplicación de todo movimiento, alcanzará de una sola tacada y en carambola, la comprensión del propósito y del significado. Ambos términos son análogos pero no unívocos.

El propósito es el fin a alcanzar. Ejemplo, aprender a ascender la energía desde el suelo, mientras el abanico expresa el chasquido final, demostrando que se ha transmitido bien la energía.

El significado es la comprensión del modo en que se suceden las cosas. Así no hace falta aprender la cantidad de energía que se debe comprometer en cada movimiento, porque el propio entendimiento lo responde inmediatamente. Quiero decir con esto que si usted aprende un movimiento de balanceo con la pierna, ese movimiento será anodino, pero si yo le digo que la aplicación de ese movimiento es una patada a un balón, usted pondrá energía adecuada en el momento preciso. Y ese movimiento tendrá el “chi-kung” adecuado.

La práctica del abanico se basa en los mismos principios y sabiduría que las formas de mano vacía pero con alguna novedad que lo hacen imprescindible. Tal es la importancia del abanico en el aprendizaje del Tai-chi-chuan, puesto que es una ayuda inestimable para la auto-expresión a través de la grata sensación que se percibe cuando desde el interior de nuestro cuerpo llevamos la energía elástica y continua del “hilado de seda”, en dispersión ascendente, hacia la apertura y cierre del abanico en toda su brillantez, con el involucrado de todo el cuerpo en armonía. Dicha onda comienza en una pierna, reverbera en la otra y asciende por la espalda en dirección al abanico, para expresarse en el con todo su esplendor. Mientras en sentido paralelo, el abanico sigue las gráciles curvas del Tai-chi (símbolo yin-yang) compensando en equilibrio perfecto, cada movimiento con sutil delicadeza.
Yin-Yang
Por un lado, el abanico es un utensilio de corte muy yin, de modo que se debe hallar la potencia de transmisión energética y vitalidad yang que equilibre con él.

Por otro, el despliegue de vigor en la apertura como en el cierre del abanico se verán sustancialmente incrementados con la energía que le proporcionamos. Ambos son como las olas del mar. Nunca bruscos, sino en un flujo uniforme y continuo que se incrementa hasta la fascinante experiencia de aquietarse por completo, y que obedece a la energía elástica en espiral que llega desde el suelo con pureza y exactitud.
                                   La energía en espiral asciende desde el suelo.
                                Y se expresa en el abanico.
Pero la paradoja que cierra el circulo, es que, primero le damos energía al abanico, pero a su vez, el abanico es como si cobrara vida y tomara el mando, como si flotara en el aire, y el portador del abanico tal cual cola de cometa, se abandona a seguirlo, arrastrado por su rebufo, con el añadido del delicado encanto de sentirse fundido como una pluma al viento.
Pluma al viento
Todo esto, imprime al cuerpo la gratificante sensación  invisible y de moverse en melodía rítmica como si no hubiese gravedad.
Pero aún hay más, porque todo lo dicho no es sino la antesala de un cambio espiritual muy sustancial. Si la práctica es intensa, la mente se extasía, la carne y los huesos se deshacen y en cuanto a la estructura corporal, uno no alcanza a comprender como es sostenida. El movimiento del abanico es natural, como el viento. Al fluir con la forma, el portador se transforma en el abanico y ambos en movimiento entregados al aire, como una pluma al viento que revolotea de un lado a otro con la brisa. 
El abanico y su portador se funden.
Como una pluma al viento.
Entonces  se toma conciencia tanto de la movilidad del cuerpo y del abanico, como de la inmovilidad del centro en calma. Todo al mismo tiempo. 
Con la quietud durante el movimiento.
Con la quietud en el centro.
La energía va hacia el abanico y vuelve hacia el centro del cuerpo en una danza vertiginosa. A este centro en calma que se armoniza con la movilidad se denomina en el argot de Tai-chi, Ch´an (meditación). Y significa “el corazón de una persona tranquila que se abre para percibir la señal de los cielos”. Pronto, el centro del cuerpo y el exterior en danza con el abanico, se sentirá como la vasija de arcilla del alfarero. La vasija cambia de forma armoniosa mientras da vueltas sin fin, mientras el centro sobre el que rota está en armonía. Y por otro lado, ambos, el abanico y la persona e encontrarán flotando en círculos armoniosos, sin saber con certeza si el viento le cabalga a ambos o ambos al viento. Y esto nos recuerda al mítico "sueño de mariposa" del célebre maestro taoista Chuang-Tzu, que en su iluminación de integración con el Todo, no sabía si soñaba con una mariposa o la mariposa lo soñaba a él.
Mariposa
Artículo Original de Félix Bargados.
Todos los derechos reservados



domingo, 19 de abril de 2015

Primer contacto en Tui-Shou (4).

PRIMER CONTACTO EN
  TUI-SHOU(4)
    
Félix Bargados

Autor: Felix Bargados.

“Desde el rabo todo es toro”

En los detalles radica la diferencia entre un experto y un novato.
Debemos iniciar las cosas igual de bien que sea la cosa en sí.
Ser cuidadoso, y no ser negligente, queriendo las cosas de cualquier manera en los inicios.
En una zapatería:
-    Por favor, quería unos mocasines.
-    ¿De que color?
-    Del que sea, siempre que sean iguales

Los detalles importan. 
Entonces, para no desdecir el hacer del decir, me veo inducido a explicar correctamente LOS DETALLES DEL COMIENZO del Tui-shou. Y digo lo de correctamente porque, a la experiencia de los hechos, nos hemos vuelto conscientes de que a veces se es negligente al principiar el Tui-shou, sin vulnerar sus principios.
Bien, como esto es difícil de comprender así a bocajarro, antes de entrar en este tema tan interesante, deberemos contextualizar un poco el asunto

Demos un pequeño pero clarificador rodeo para tomar el tema bien provistos de conocimiento previo. O sea, vayamos primero al principio y después al comienzo.

EL PRINCIPIO

El aprendizaje del Tai-chi, se realiza desde el contacto con el oponente.


1º Contacto

Esto tiene un motivo: el motivo es que “la vista engaña”.
De hecho, la piel es más fiable que la vista, por eso el pequeño detalle de la importancia del contacto con la piel en Tui-shou. Y esto es algo que se puede explicar.
Los reflejos específicos táctiles son mucho más rápidos que los ópticos. Está afirmación no necesita más demostración que recrear mentalmente el siguiente experimento: si le pinchan con un alfiler, se moverá más rápido que si ve la alfiler acercándose.
Así de fácil.
Por ese motivo, en Tui-shou se privilegia el uso del tacto sobre el visual, sobre todo en el periodo inicial de aprendizaje.
Pero si usted tiene una mente más científica, se me ocurre explicárselo desde otro punto de vista. Es una digresión muy corta, no se preocupe:
Cuando se activa el sistema táctil, la información propioceptiva funciona instantánea a modo de sensor proporcional diferencial (alargamiento de husos musculares y la tensión de los órganos de Golgi) enviando la señal a más de 100 m/s a través de las fibras rápidas aferentes hasta el receptor, que es la sustancia blanca de la médula, que activan la estructura motriz gris. El proceso es monosináptico, solo interviene una sinapsis, por eso es tan rápido.
Por el contrario, el arco reflejo, a través del ojo, transcurre a través del nervio óptico hasta el quiasma óptico a unos 15 m/s, y desde ahí hasta el genículo calcarino del lóbulo occipital, en la corteza del cerebro. Después se activan las fibras nerviosas eferentes. Este reflejo externo polisináptico es mucho más lento. Para decirlo con otras palabras menos técnicas, en el sistema óculo-mano la información da un rodeo, mientras que en el sistema piel-mano la información viaja en linea recta. Y la línea recta, como es bien sabido, es la línea más corta, y por tanto más rápida, entre dos puntos. Y en las distancias cortas de la pelea real o en este caso, del Tui-shou no se puede andar con bromas.  No hay que desperdiciar fracciones de segundo, cuando de ellas depende el resultado óptimo.
A estas alturas alguno ya se estará preguntando ¿pero el Tai-chi-chuan no se realiza con lentitud?
Sí, puede ser. Al principio sí. Pero esta, la lentitud, no es un principio.
De hecho, el Tai-chi-chuan se puede realizar a cualquier velocidad. 
Sin embargo, y aunque el Tai-chi-chuan siempre se hiciese lento, la velocidad interna de cambio de intenciones es máxima.

Vayamos ahora al contacto inicial con el oponente.
Una vez en contacto, no hay que preocuparse por lo que haya que hacer. El cuerpo ha sido entrenado en las formas y posteriormente en los métodos, para saber lo que tiene que hacer. Y lo sabe mejor que el cerebro.
También tiene su explicación.
El cuerpo tiene más recursos de acción que la mente, y por eso “no conviene pensar” cuando no se debe. El cuerpo nunca miente, el pensamiento engaña, las palabras engañan.
-Camarero ¿tiene usted ancas de rana?
-No señor, es mi forma de caminar.

La explicación es que, cuando observamos a un camarero con una bandeja repleta de vasos llenos, moviéndose entre la gente, hablando y sin prestar la más mínima atención a su bandeja. Puede dar la impresión de que se mejoraría más el equilibrio si este vigilara atentamente su bandeja.
Todo lo contrario.
En efecto, el equilibrio y la regulación de este, no está controlado por la corteza cerebral o cerebro pensante, sino de los “circuitos cibernéticos”, independientes del cerebro pensante y de su control. Estos regulan el equilibrio por el fenómeno de retroalimentación sincrónica.
 Este ejemplo figurativo, nos lleva a la conclusión de que  ciertas acciones sensitivas muy finas, precisas y sincronizadas, se hacen mucho mejor si no se piensa. Este es el caso del Tui-shou, que no es más que un acto continuo de meditación en movimiento, donde el trabajo del cuerpo lo realiza el cuerpo, mientras la mente sólo enfoca su cursor de acción en la intención mientras permanece en estado alerta-relajado, como un minino dispuesto a saltar sobre la presa.
 En definitiva, necesita dominio de las intenciones y sensibilidades. No solo el aspecto computacional de ejecutar lo que uno tiene en la cabeza, aunque eso compagine  bien con lo que hace el adversario. Debe tener una comprensión continua y completa de lo que sucede en cada momento y adaptarse a ello con la inmediatez que solo le puede proporcionar el tacto e intuición bien entrenados.

EL COMIENZO

Cuando se realiza el primer contacto con el oponente en Tui-shou, los brazos toman contacto delicado como lo harían dos pompas de jabón, que se adhieren entre si pero no se rompen al contacto.

Pompas de jabón

 Entran en lo que se denomina “conexión”. En esta delicada conexión entran en juego, energías (Jin) sensibles (Jue).
Las energías en general (Jin), no sólo las sensibles, se refieren al modo de cómo se usa el potencial del cuerpo humano en Tai-chi-chuan. Si cuando hacemos algo en vez de usar el músculo al 100%, reducimos su uso, o no lo usamos, el resto es pura energía vital CHI, todavía sin definición expresiva (la definición expresiva es el Jin) que discurre a favor de la activación fascial, más el pensamiento "intención" que actúa en sinergia.
En un músculo relajado, pleno de energía CHI, activado tendinosamente y con la mente intención relajada y enfocada en la acción, podremos hacer que este CHI llegue hacia allí. De hecho y en cierto sentido, la intención (Yi), debe preceder al CHI para guiar el flujo de energía. La intención debe viajar más lejos que la energía, penetrando al objetivo, por eso hay que poner la mente más lejos que la mano, y mientras que la energía puede detenerse, la mente no debe hacerlo, debe de continuar y cambiar. 

DEFINICION DE LA ENERGIA ELASTICA JIN

Los movimientos que se realizan con los brazos durante el Tui-shou, al igual que en las formas y el Chi-kung, no son movimientos circulares hechos con los músculos “locales”, como podría ser el hecho de revolver el chocolate. Son en cambio, sutiles expresiones de la energía. Es bien sabido que la vista engaña y la interpretación mental de los hechos también
-Cariño, aquella chica de la barra se ha girado varias veces y me ha sonreido.
-Nada raro cielo, cuando yo te he visto por primera vez, también me partí de risa.

En vez de malinterpretar, debemos pensar que el movimiento de los brazos, no es el simple movimiento de los brazos, sin una expresión de la energía elástica (Jin). Esta se manifiesta de las siguientes formas:

Como un viento poderoso y magnético en el interior del cuerpo que lo hace flotar y lo faculta para que tenga una cierta adherencia con lo que toca. Al igual que el viento hace flotar las hojas de los árboles, y las pega en el cristal de  la ventana que es azotada por él.


Como una inundación que rellena el cuerpo y lo hace pesado como pesa el agua de una botella aunque también eleva poderosamente cualquier objeto por presión hidráulica interna. Imagine tanto el peso del agua que se precipita en una cascada, como el efecto de elevación en el efecto de los vasos comunicantes.

Agua

Como un arco que se tensa y se destensa, aportando el atributo de resorte. Y que, por el efecto deflexión tiene la capacidad tanto de ceder al contacto como de volver adherido al objeto que se separa tras provocar su flexión. Piense en el bambú como se dobla al empujarlo, y como vuelve pegado a su brazo al retirarlo.

Arco que se tensa

Integremos todo el mecanismo interno con un símil más prosaico.


EL MECANISMO INTERNO DE LA ENERGIA ELASTICA JIN

La energía CHI del cuerpo es un depósito de agua.
La corriente eléctrica que lo hace circular es la fuerza de la intención “Yi”.
La manguera por la que circula el agua es la energía elástica “Jin” que cumple las propiedades del agua.
Pero para ser más exactos se expresa como un viento flotante, como el agua pesada y como un arco de resorte.

La expresión de energía elástica (Jin) puede ser continua como una ola, pero también puede ser breve como un látigo. Es esquiva, evita los obstáculos como el agua y arrastra los objetos en suspensión. Abarca todo el cuerpo.
Se transmite en relajación, en redondez y en espirales.
La salida del agua por la boca de la manguera puede adoptar diferentes formas en chorro, dispersivas. Eso corresponde a la expresión de las energías que se manifiesta de innumerables formas.


Manguera

Y una de estas formas es la sensibilidad y sus diferentes atributos durante el contacto con el oponente.

LA PRAXIS DEL COMIENZO

Sentado lo anterior, nos vemos en la obligación de explicar, al mínimo detalle, como se da inicio al Tui-shou. No iniciarlo de cualquier manera, hay que iniciarlo bien, sin vulnerar los principios. Digo esto porque el primer movimiento debemos iniciarlo conectando con el oponente en energía elástica, para ceder a favor del movimiento adverso.
 El caso es que el oponente, que tampoco es tonto, y también domina la filosofía del Tai-chi, sabe que debe esperar a ser movido para obtener la ventaja del ceder. Ahora bien, siguiendo los principios supremos del Tui-shou, si se basa todo en ceder, y los dos ceden con energía elástica sensible, nadie cede, o ambos son neutros, nunca se pondrá en juego el sistema.

Pero no es así, en el filo de la navaja no se puede estar mucho tiempo, sobre todo si uno de los dos es muy sensible. Porque siempre hay alguien más Yang que otro, nadie es totalmente dominante o pasivo. Hay que entregarse al sentir, permitir que ocurran las cosas, y poco a poco se resolverá el punto crítico de inicio.
Vamos a ver como se siente el principio con un ejercicio básico que después podrá extrapolar a cualquier otra forma de iniciar:
Poner la palma derecha sobre la palma derecha del compañero. 
Empujar hasta que la fuerza se equilibre con la del compañero. 
Después empezar a reducir hasta llegar a la levedad más sublime del contacto.
Uno de los dos permanecerá más activo que el otro, entonces el sistema comenzará a moverse y uno de los dos empezará a seguir al otro. Ambos usando la energía elástica sensible. En ese instante comienzan todo el proceso envolvente en círculos que van y vienen. Es el Tui-shou en acción.
Cuando somos conscientes de que estar conectado con el centro más íntimo del oponente a través de la sensibilidad extrema que nos proporciona la energía elástica, esto nos pone en pre-aviso de la dirección, penetración e intensidad del vector de ataque. Cuando todavía el incipiente ataque se está gestando en el vientre del atacante, ya puede ser captado por el defensor si está fusionado con él y funcionando con energía elástica sensible.
En esta fusión de ambos, el cuerpo esta en mutua simbiosis, co-sintiendo con el otro, contrapesando como una balanza, presta a producir el vacío en  los lugares en que el oponente hace presión  y  a producir lleno donde el oponente crea una abertura o se alinea contraído.
 Los exuberantes movimientos del cuerpo parecen no llegar nunca al punto de compromiso donde se traban, sin apostar por ningún movimiento en particular. Sabe que nunca se ha de poner a prueba el crédito de una sola vez porque todo depende de las contingencias y raro es el acierto del salir bien las cosas de una vez. Por eso se mueve dentro de un elegante esquema corporal natural con perímetro de seguridad técnico, unas fronteras seguras que han sido trenzadas en años de continuo entrenamiento.

Entonces una misteriosa sensación nos seduce:

Si el está duro, yo blando.
Si se mueve rápido, yo rápido.
 El lento, yo también.
Si hay presión a izquierda, ese lado se vuelve inmaterial.
Si la hay a la derecha otro tanto de lo mismo.
Si “miro” hacia arriba, parece todo más alto.
Si “miro” hacia abajo, parece más profundo.
 Si avanza, parece largo. Si retrocede, parece más urgente.
 No se puede ni añadir una pluma, ni una mosca se puede posar.
El otro no me conoce, pero yo a el sí.

No deseando ni rechazando nada,  se deja discurrir un torrente de energía hacia abajo, hacia el abdomen, preparando a la vez su abdomen para la energía que desea convocar y enraizando su cuerpo en el suelo. Sabe que el agua discurre siempre hacia el punto mas bajo sin oponerse, por eso ninguna tensión aflora en esto. Sabe que su verdadera naturaleza es agua más que cualquier otra cosa. Su cuerpo líquido, su mente como la superficie del agua en calma y sus ojos reflectantes como el espejo claro de la superficie del agua mismo, que lo refleja todo y no atrapa nada.

Artículo Original de Félix Bargados.
Todos los derechos reservados.

CONTINUARA...


sábado, 18 de abril de 2015

El Yin-Yang del Tui-Shou (3) .

EL YIN-YANG DEL
 TUI-SHOU(3)
           
Felix Bargados
 Texto: Félix Bargados

“Ningún viento es favorable para el que no sabe adonde dirigirse”

Para saber adonde se dirige el barco de la iluminación interior en la práctica del Tai-chi-chuan, lo primero que hay que saber es ¿Qué es en verdad el Tai-chi al que me dirijo?
¿Son sólo movimientos surrealistas hechos al vacío?
¿Es algo que me relaja por el simple hecho de hacerlo?
¿Existe en el Tai-chi una magia que, sin ton ni son, cura enfermizas dolencias?
Todo el mundo tiene derecho a vivir estupidizado en la jauja de los mundos de Yupi. Pero como yo no soy de los que por alabar sólo lo bueno, alaban también lo malo; y a eso se puede añadir que para quien nada es malo, nada es tampoco del todo bueno. Por eso me siento en la obligación de advertir que, quien en su rosada inocencia, piense esas rancias chifladuras, es que está nadando en el limbo de una parafernalia fantasiosa que no deja de ser una falacia mental para evitar entrar en el verdadero tema de profundidad que propone el Tai-chi. Y bien sabido es que, cuando el cedazo que criba separando la verdad de la falsedad no está en buenas manos, puede transformarse en un pandero. Y en este caso, puede transformar el Tai-chi-chuan de cualquier alma-cándida, en obtusas gazmoñerías ejecutadas lentamente y al buen tuntún.

Bien, al margen las opiniones personales sobre mixtificaciones, el Tui-shou es la “prueba del algodón” del Tai-chi y el alma de su verdadera práctica.
Por tanto, conocer la filosofía del Tai-chi en sus entretelas, es conocer el viento que mueve el Tai-chi-chuan, como conocer la estrella solar es conocer la luz que ilumina el día.
Y conociendo el sentido que anima al Tai-chi, conoceré el Tui-shou.

Balanza

Tai-chi es un hermoso concepto filosófico que significa “máximo eje supremo”. Metáfora del eje de una balanza precisa y muy sutil, a través del cual se equilibra en unidad y melodía toda fuerza que se deposita sobre ella. Y “Tai-chi-chuan es la filosofía hecha carne en preciosos movimientos que inspiran a la sensibilidad del alma.
Pero a un lego en la materia, decir todo esto, sería como no decir nada. Por eso creo que para que todo el mundo lo entienda, debo verter una explicación más atinada sobre el significado del bello concepto “Tai-chi-chuan”, que podría ser: “El supremo y definitivo sistema de auto-control para armonizar en cualquier situación de la vida”.
El carpintero que construye el barco dobla una tabla.
 El Taoista del Tai-chi-chuan, se zambulle en el Tui-shou para moldearse a si mismo en el camino hacia ese estado brillante del alma en armonía.
Esta armonía a la que nos referimos todo el tiempo, es el lugar tranquilo en el que navegamos mientras el exterior sigue su ritmo frenético. Para decirlo de otra manera, el ojo en calma del huracán.


Ojo de Uracan.

El TAI del Tai-chi.
El TAI es el ojo en calma.
El eje máximo supremo en calma que equilibra los opuestos.
Y aunque su sentido de práctica termina por ser espiritual, en lo que se refiere a armonía Universal, e incluso terapéutico, en lo que se refiere a abrir los canales energéticos del cuerpo, su ámbito de práctica se fundamenta en suaves situaciones combativas, muy controladas (Tui-shou), que hacen posible la práctica de mantener el equilibrio de los opuestos en “situaciones problema” recreadas, pacificando el alma en el centro tranquilo del ciclón, para luego aspirar a afrontar el reto en la esfera de la vida cotidiana.
En este sentido y visto el sentido del Tai-chi, ya me veo en el momento oportuno de explicar el Tui-shou, y lo haré desde la enriquecedora perspectiva del símbolo Yin-yang, que representa con total acierto los opuestos en movimiento armónico:

El Tui-shou se patentiza en el conocido símbolo del Yin-yang, diseñado hace más de 2.500 años.
Doble pez enroscado

Este doble pez enroscado, tiene dos partes, una blanca con un ojo negro, y una negra con un ojo blanco.
El pez blanco significa un opuesto de las cosas. Depende de lo que se hable será el opuesto más firme.
El pez negro significa el otro opuesto de todas las cosas. Y como estos conceptos son relativos, se refiere al opuesto más suave.
La teoría natural del Tui-shou es que todo cambia menos la Ley del cambio mismo.

-¡Camarero! Esta fruta está totalmente podrida.
-¡Eh, eh! Usted mismo me dijo el mes pasado que esta misma fruta estaba verde.

Todo cambia.
Y como nada permanece eternamente igual, toda cosa cambia porque en su interior posee el germen de su opuesto que crece, y eso es lo que representa el ojo del pez. Entonces, cuando una cosa llega al máximo de su naturaleza, comienza a transformarse en su opuesto.

En relación al cambio hacia el opuesto, un anciano maestro Taoista solía mudarse de pueblo, por un motivo muy práctico: Vivía en un pueblo hasta justo antes de empezar a ser famoso, en ese momento se mudaba a otro pueblo, porque era consciente de los opuestos que se intercambian, y por tanto, de  que después de la fama viene la difama.
Quizá eso sea muy loco, pero eso no le quita la razón.

Tui-Shou Felix Bargados

Porque en otras palabras, cuando algo alcanza el punto extremo, se empieza a convertir en lo contrario. Una cosa es causa de la otra. Este sistema de cambio complementario es un principio continuo. A raíz de esta argumentación, será fácil deducir que las cosas opuestas no están en conflicto, sino que son interdependientes, hay cooperación y alternancia.

Bueno, pero todo lo dicho puede resultar muy teórico.
Las cosas del Tui-shou, pese a su magnificencia y esplendor, son siempre más fáciles de lo que parece desde un punto de vista teórico, y la espiritualidad no es algo tan misterioso como pueda parecer, está en las cosas mundanas. Al igual que la piedra angular de un templo no es menos misteriosa que la más profunda de sus cimientos.

- Doctor cuando tomo café me sucede algo misterioso y extraño, me duele el ojo derecho.
- ¡Pues saque la cucharilla de la taza!

La sencillez en la praxis de los opuestos que en realidad se intercambian en cualquier ejercicio del Tai-chi, alcanza su punto máximo en la práctica del Tui-shou, pero antes, y para ir acercándonos a la idea del mismo, valga como ejemplo tan complejo para un cerebro, como simple para un cuerpo, del hecho tan prosaico de “caminar”.
Veamos como es para el cerebro lo que sabe el cuerpo:
Cuando caminamos, los pies están constantemente en alternancia acción-inacción, firme-suave. arriba-abajo.
Cuando una pierna está abajo, hace fuerza para propulsar el cuerpo. Esa sería la fase Yang. Mientras que cuando la pierna está arriba, no hace falta fuerza para bajarla, es la pierna Yin. Cada pierna en si, no está continuamente de una manera. Hay alternancia de firmeza y suavidad. De Yin a Yang. Esta alternancia es lo que nos impulsa. Una alternancia tan natural como precisa, que la mente no puede controlar. Sólo un cuerpo bien entrenado y una mente en calma y sin interferencias podría. Esa precisión natural está fuera del dominio de la mente que explica y razona. Por eso la armonía se demuestra andando, puesto que la mente racional tiene sus límites, y pensarlo o explicar mucho, lía más que aclara.

Como el caso de una telefonista deletreando:
-F de Farcelona, Z de Zevilla Un momento, un momento por favor, que me estoy liando

 A esta inenarrable alternancia Yin-yang que sólo la mecánica corporal, no la mente, puede comprender la entendemos como “armonía natural”.
Entonces, la filosofía de armonizar los opuestos en no-resistencia del Tui-shou aconseja:
No hacer las cosas forzadas, en el sentido de aprender a navegar a favor del viento.


Navegar a favor del viento

Ser espontáneo, en el sentido de actuar con frescura cuando sea el instante preciso.
Pues, para comprender el funcionamiento de la no-resistencia en los opuestos, e ir acercándonos más a lo que verdaderamente es el Tui-shou y como se lidia y transforma la energía del contrario, pensemos en términos abstractos. Y para ello, valga el prosaico ejemplo de los tres trabajadores, que aunque en un terreno muy prosaico, se nos ha mostrado sumamente revelador:
 Un trabajador A-1, encaramado al primer piso, lanza un ladrillo al trabajador A-2 que es novato. Este placa firmemente el ladrillo trabando sus piernas y poniendo su cuerpo rígido, tal y como se entiende por una persona normal y corriente. Después arranca con un nuevo impulso, que sabe a tosco, lanzándolo al trabajador A-3 que está en el primer piso de un edificio colindante. Esta operación se realiza una vez tras otra, muchas veces hasta que el trabajador A-2 se desfonda y  ya  no puede más.
Entonces lo sustituyen por el experimentado trabajador B-1, y aquí viene la parte provechosa de la metáfora. En este caso, B-1 no frena el ladrillo de A-1, sino que lo amortigua con sus brazos y piernas  y usa la amortiguación  con el “efecto columpio” que le ayuda a lanzarlo a A-3 ¡Sin gastar ni una gota de energía! Y además sin sufrir ningún impacto en sus manos. Este es un ejemplo muy simple que a parte de demostrar que los trabajadores saben cosas que a veces los humanos ni sospechan, también demuestra la mecánica del Tui-shou para la comprensión de la no-resistencia, que es la ley máxima en arte marcial supremo, y el encanto de la vida.

Bien sentado todo lo anterior, ya estamos cerca de comprender el funcionamiento inteligente del Tui-shou.
Veamos por fín como funciona el Tui-shou a grandes rasgos:
Cuando el oponente A-1 envía su energía al oponente A-2, este armoniza con el, y en vez de enfrentar la energía, lo invita con la suavidad, y pivotando sobre un eje virtual, lo lleva a A-1 en la dirección de su propia energía. Pero A-2 llegará un momento en el que su energía llega al extremo y se transforma, a través de su eje virtual sobre el cual gira, en suavidad. En ese momento A-2 aplica su energía cuando A-1 está suave. En ese momento el otro se adaptará, ambos aplicarán el Yang donde el otro está Yin, y el Yin donde el otro se vuelve Yang, siempre girando a través de un eje central. Ese es el “máximo eje supremo” o simplemente el “eje supremo” al cual nos referíamos al explicar el termino “Tai-chi”.
Para conseguir esto sin que interfiera la mente, hay que olvidarse de uno mismo (del ego).
Y para olvidarse de uno mismo hay que aligerar los pensamientos y emociones a base de estar centrado en el Dan-tien. Pero que no sea solo de boquilla, sino real.
Dan-Tien


-Fran ¿tu eres rencoroso?
-No, pero el que me la hace la paga.

No hay que luchar contra el oponente ni tratar de someterlo.
El oponente no está separado de nosotros, sino que es complementario a nosotros. La idea es ajustarse a él en armonía con su movimiento. Sobreponerse al oponente cediendo ante él y utilizando su fuerza contra él mismo. Y es bueno saber que, en las dificultades, uno debe entrar en armonía para superarlas.

Cuando el se expande, hay que replegarse; y cuando el  se repliega hay que expandirse en una interacción continua.
Nunca hay que ubicarse en oposición frontal contra él, sino que en vez de eso, hay que acompañarle siendo parte de él. Es como seguir la corriente de agua. Ni ir contra corriente ni quedarse quieto en ella. Fluir con la corriente. Esto no es más que dignificar el concepto Yin. La suavidad y la flexibilidad está asociado a la supervivencia del mas apto. El que mejor se adapta.
El proceso continuará así hasta que deseen detenerse.
 Es  así como funciona el Tui-shou.
Cuando se adquiere la sensación de fluir en armonía, tanto el cuerpo como la mente se impregnan de la Armonía Universal. Y para eso basta con unirse al oponente, gozar del intercambio armonioso de energías. Puede que sienta un poco de incomodidad por el orgullo e intransigencia del ego. No hay necesidad de protegerse dentro de la ego-fortificación mental de creencias que formen una cortina de humo llena de ilusiones falsas.
En vez de eso, durante el Tui-shou, si no quiere ser desenraizado por falta de armonía, debe desapegarse, desescudarse, ceder, entregarse. Sin tensiones ego-protectoras, sin agresividad, sin pensamientos, sin deseos. Pero si por fuerza se tienen deseos, que tales deseos sean derretirse como la nieve al sol y transformarse en el arroyo de montaña que canta su melodía en la silenciosa noche.

Arroyo de montaña en la noche

Lo cierto es que, este abandono total puede ser considerado por muchos como una locura. Y…si…La verdad, puede que sea una locura. Pero tras mucha práctica de Tui-shou, he llegado a la agradable conclusión de que, en un poco de locura reside mucha cordura.
                     Artículo Original de Félix BargadosFélix Bargados
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CONTINUARA...